Es una de las películas seleccionadas para competir por el Oso de Oro en el 70º Festival Internacional de Cine de Berlín.
Aunque la película está situada a finales de siglo XIX, la ciudad es la actual. Los personajes y las vestimentas son del siglo pasado, con sus mentalidades a corde; pero los ruidos de la ciudad, los edificios, las calles y la tecnología que les rodea es la del siglo XXI, creando el efecto de que los personajes son fantasmas de la São Paulo actual.