Se trata de la compilación de seis de los ocho episodios que Ocelot produjo para la televisión. Están realizados con recortes de papel, pero la artesanía es lo de menos: el director sabe perfectamente cuáles son los mecanismos que vuelven encantadores –en el sentido literal– a los cuentos de hadas. Algunos se basan en mitos populares, otros son absolutamente originales. Lo más interesante es que los príncipes y las princesas que protagonizan los relatos provienen de todas partes del mundo y de todas las épocas. La sabiduría de Ocelot reside en volver completamente actuales estos relatos, de hacernos creer, maravilla mediante, que lo que sucede con un árbol de higos encantado en el antiguo Egipto nos concierne como cualquier asunto más o menos contemporáneo. Que las luces, los colores y las sombras que construyen cada uno de los cuentos no son menos reales emocionalmente que una fotografía de actualidad. Y que la magia existe y está disponible para que la disfrutemos.
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