Sin sabor es lo que puedo decir de esta segunda parte de la película. La primera me cautivo ya que las escenas eran bastante eróticas, sin excesos, pero esta segunda parte aunque tenia textos interesantes y una fotografía que ambientaba muy bien las situaciones, el desenlace y parte de su desarrollo no estuvo a la altura de la primera entrega.
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3,0
Publicada el 14 de marzo de 2014
Esta segunda parte es más interesante, provocativa e indecente, lo cual es un placer para los sentidos, dada su previa -volumen 1-; la íntima conversación entre los dos protagonistas es mucho más enriquecedora, las alternativas en la evolución del relato son mucho más extensas, diversas y fructíferas y la imagen, la palabra es mucho más poética. Nuestra chica ninfómana se ha vuelto mucho más atractiva y cautivadora, su efecto en el espectador es mucho más profundo y sereno y su vida y desenlace es mucho más apasionante y fascinante. La visión completa de la cinta ofrece una perspectiva muy diferente de su partición en dos volúmenes; la desilusión, apenas sabor provocativo de la primera es, inmediatamente, zurcido, reparado y compensado con su no-interrumpida continuación, una penetrante y satisfactoria evolución, un final revelador muestra exquisita del mejor saber hacer de Von Trier. Una vez más, este carismático director no dejará a nadie indiferente, ya sea para bien o para mal, el escándalo está servido; escoge tu postura respecto su trabajo por ti mismo, no por seguir una corriente aduladora que, en muchas ocasiones, bebe de los demás pero no de la opinión propia.
En esta segunda entrega el ritmo se acrecenta y la historia se digiere mejor. Se añaden muchas lagunas al guión, en las que el drama principal de la adicción y la autodestrucción desaparece para sustituirlo por una especie de thriller sin sentido alguno. Lo paradójico es que es precisamente eso lo que aporta un ritmo narrativo más intenso a la obra, pero lamentablemente se aparta del todo de su cometido inicial. Lo mejor de esta segunda parte: el minuto final.