Más que un biopic al uso, esta película es un drama romántico pues es la historia de amor entre Jane y Stephen el centro de la trama, mientras que los logros científicos quedan en segundo plano. La historia de amor es más bien agridulce, con buenos momentos de amor incondicional y entrega, sobre todo al principio, para dar paso a la tensión y el cansancio de Jane que además de cuidar de sus tres hijos, tenía que atender en todo a Stephen que se negaba a recibir ayuda exterior. Aunque casi es peor pues cuando, por fin, Stephen acepta recibir ayuda eso distancia aún más a la pareja.
En cuanto a los datos biográficos que nos aporta, hay alguno bastante sorprendente, como que Hawking fue miembro del equipo de remo de Oxford, eso sí, era el timonel. También sorprende que fuera él quien dejó a Jane y no al revés o verle jugar y pasar momentos divertidos con sus hijos cuando estos eran pequeños, a pesar de la silla de ruedas y de su dificultad para comunicarse. Pero lo que más me ha sorprendido es su irónico sentido del humor y su carácter simpático y afable, vamos que el tipo es un cachondo.
Sin embargo, lo verdaderamente fascinante de la película es el asombroso rendimiento de Eddie Redmayne, un retrato muy humano gracias a su inspiradora y conmovedora interpretación de Stephen Hawking. Empezando por el parecido que es innegable, las sutilezas de la primera fase de la enfermedad, hasta llegar a la imagen que todos tenemos de él, prácticamente contorsionado y postrado en una silla de ruedas. La entrega de Eddie Redmayne al personaje es total, podemos ver cómo avanza la enfermedad y como sus armas para expresarse como actor quedan reducidas a las miradas y las sonrisas. Aun así nos trasmite su optimismo, su actitud ante la vida, gran cantidad de empatía y humanidad y podemos intuir las dobles intenciones en sus comentarios más pícaros (ya os dije que el tío es un cachondo). Muy merecidos todos los premios y nominaciones, ya sabéis como gustan este tipo de interpretaciones en Hollywood, Michael Keaton, Benedict Cumberbatch, Bradley Cooper y Steve Carell lo tienen complicado.