Yo no se si el subconsciente te juega malas pasadas, si se ríe de ti o es que, simplemente, por predisposición a toda la información recibida de antemano, ya acudes condicionada a un nivel alto de demanda y exigencia que la presente candidata no logra alcanzar porque, en caso contrario, ¡no me lo explico!
Antecedentes..., comedia francesa que lleva más de 20 semanas en cartel, con más de 12 millones de espectadores y la mayor recaudación en taquilla desde el éxito de "Intocable" en el 2011, prototipo de disparate muy similar y compañera de aventura iróncia, ácida y graciosa a "Ocho apellidos vascos" en cuanto a ataque, burla y mordacidad de todos los tópicos y chiclés, en este ocasión, sobre extranjeros.
La comparación con la suculenta paradia española, de la que está claro bebe y toma ideas, donde te reías a carcajadas espontáneas y con placentera naturalidad y, donde las interpretaciones, incluían un remate artístico a la guasa del guión..., mejor dejarlo porque ¡les damos una paliza como la que siempre han logrado los españoles en su querido y respetado Roland Garros!; respecto a su patriótica y exquisita "Intocables", en cuanto a taquilla y recaudación, no implica igualdad -que no la tiene ni por asomo- en cuanto a calidad, perfección y sabiduría argumental, están tan lejos una de la otra como la maestría de la casualidad, sólo es curiosidad por descubrir si lo vendido por la prensa, publicidad y adyacentes era ciero -ya te adelanto que la magnificencia pretendida es vacía-, por tanto, ¿qué nos deja la catalogada a los alteres por la mayoría de expertos e ilustres?, una comedia ligera, fluida y sencilla cuya diversión funciona mejor en teoría, en palabra escrita que en su realidad práctica y voz pronunciada, con interpretaciones correctas de salir al paso, en algunas ocasiones exageradas, y unas muy buenas intenciones que apenas exceden de la afable voluntad con secuelas, un tanto forzadas, para lograr un aumento de la temperatura que apenas consigue levemente pues, su acidez, extravagancia y pretendida maldad en forma de comicidad es correcta y comedida, bonita y con apetencia de agradar sin alterar en demasía.
Te ríes de forma discreta, esporádicamente provoca carcajadas tenues, la sonrisa, es verdad, es constante durante su visión pero, más bien gracias a la complacencia acomodada de ser una historia cordial, amena y simpática que alegra por sus amables deseos y propósitos que por sus pretendidos logros efectivos, dulce-confortable-tibiamente chistosa no penetra con ferocidad en el daño esperado, se mantiene en una regular y apacible posición que no supera lo políticamente correcto, su modestia y beatitud inofensiva la llevan a preferir la dulzura, amabilidad y la superficial ofensa que no ofende a nadie, levedad que no alcanza los alteras del humor ni la gracia vendida, su sarcasmo es de conversar con niños y gente pudiente y las altivas cuotas de juerga, bromas dispares y jolgorio por doquier es venta engañosa de un inteligente tráiler que muestra lo único genial de ella con un sabio montaje para insinuar una duración de la diversión inexistente, al menos, en tan largo periodo.
Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho..., al prometer, con astucia y pericia, las estrellas cuando apenas logra levantar un palmo del suelo?
Válida como recreo breve de esparcimiento limitado, entretenimiento modesto que alcanza un nivel medio de efecto standard y, serán más tus ganas de reírte y pasar un buen rato que la calidad de lo presentado por la película porque..., si me han prometido diversión y he ido dispuesta a reír..., ¡por Dios que hasta una mueca bobalicona del tonto de turno me servirá de excusa para conformar mis labios en aptitud ascendente, incitar mis pómulos hacia las mejillas y exhalar una onomatopeya sonora a la mínima que pueda!
Por Dios, ¿pero qué me han hecho..., para llegar al punto de pasarlo bien, sí o sí, y buscar risa, frenesí y fiesta hasta debajo de las piedras?
Cuando el chiste es genial en su unidad gramática pero de poca chicha provocativa en su reacción verbal..., andamos cortos de originalidad, de efectividad y potencia cómica y humorística, a menos que la fuerces y entonces, ya no es mérito de Philipphe de Chauveron sino de tu ansiedad y ganas porque te guste lo degustado.
Adecuado nivel de aprobado, de pasatiempo mesurado y distracción acorde, sirve para relax breve de la rutina que nos envuelve, ir más allá es concederle estrellas o una etiqueta negra que no se gana ni merece; sin galardones gratuitos, ¡se il vous plaît!