“Realmente me gustaba ir de pequeño a la iglesia”
Sin duda alguna sigues la historia con detenimiento, con esa precisa atención que te lleva a no perderte ni una palabra, ni un comentario, ni una conversación e intercambio de datos y obtención de pruebas sobre verídicos hechos cuyo conciso interés, por parte tuya, es plena y absoluta; escuchas y asimilas todo el proceso como un encandilado mancebo que observa los detallados pasos y el arduo trabajo que se esconde detrás de esa demoledora noticia, que pondrá a prueba los cimientos de la poderosa iglesia.
Rigurosidad, pulcritud, claridad y evidencia de un proceso retratado con magistral técnica, seria formalidad y un gran respeto por la profesión referida, ese entregado y devoto periodista que vive con pasión y creencia su minuciosa y larga labor de día a día, de altas e inacabables horas tempestivas y que lo pone todo en juego según avanza el reportaje y las piezas van cayendo casilla a debacle; apuesta, sin remedio ni control, su sentido corazón, su maltrecho cuerpo, su agotada mente y su furiosa alma, ante todo aquello que está descubriendo.
Y tú le acompañas fielmente, a todo el grupo, a cada uno de sus miembros en su inagotable constancia por contar lo que se saben, por unir lo disperso, por confeccionar esa arma masiva que destruya el sistema; porque éste huele mal, cuanto más avanzas más apesta, y da igual si eres católico o judío, si creyente o al margen, no entiende de religión ni de abstemios ni de ideas propulsoras o arcaicas, simplemente asquea y, aunque la cabal exactitud y precisión de la narrativa ayudan a verlo como redactor jefe que lee desde cierta distancia objetiva, ello no quita seas consciente de la basura destapada y del tiempo grotesco que hace que ésta se escondía.
Gran selección de actores, rectitud interpretativa por ser el humilde mensajero y dejar que la noticia destaque y acapare titulares, carteros de lujo para un detallado guión informativo que comunica y deja a tu elección la opinión desprendida y los sentimientos encontrados; vas consumiendo minutos, procesando la investigación, resumiendo lo encontrado, asimilando lo hallado como un jugador más de esta partida de a cuatro contra toda la institución del clero pues, ya no se trata de unos sacerdotes locales, estamos ante un patrón de conducta que no castiga a sus propios pecadores, sino que los perdona por su pequeños e inofensivos percances, los comulga por su predilección infantil y los transfiere a otra parroquia como premio por obedecer, acatar y arrepentirse de su inocente fechoría que seguirán cometiendo ya que, el Señor ama a todas las ovejas de su rebaño, con mayor lealtad y gratitud a sus representantes de sotana negra y alzacuellos blanco.
Es un laborioso reportaje, minucioso y concreto hecho veraz película; atrae, capta y mantiene el aliciente por lo que cuenta; cabeza/cuerpo/pie como estructura, énfasis fundamental en el medio donde con armonía, vitalidad, prontitud y ritmo acompasado permite la entrada a ese minúsculo habitáculo donde vive y late Spotlight, la independiente sección investigadora del Boston Globe.
La referencia comparativa a la magistral “Todos los hombres del presidente” es clara, sencilla y latente, lo cual viene a confirmar la fuerza, carisma, sabiduría y destreza de su manuscrito y de la dirección llevada a cabo por un competente Thomas McCarthy, que en ningún momento permite que nada empañe o haga sombra a lo realmente importante, la noticia, su comienzo, andadura, elaboración y publicación definitiva.
Promesas de fe para abusos físicos que destrozan el espíritu, práctico conocimiento que no altera ni rompe la concorde estructura piramidal durante siglos construida y mantenida; Dios en la cúspide del cielo, el único que se salva, mientras todos los demás terrenales que hablan en su nombre pringados por consentir y ocultar, o por ser los mismos autores de tal atropello, mientras la mancilladas y vapuleadas víctimas a consolarse a otra parte, que en la iglesia ya molestan con su insistente pesadez de compensación y justicia que no cesa.
Reporta para que pienses en ello, documenta para dejar constancia, comunica como homenaje a los verdaderos artífices de tan dura crónica, noticia para cubrir dos horas de entregado, esmerado y grato tiempo dedicado a la audiencia, reseña por necesidad suprema; debía ser contada y ha sido filmada con gran precisión y excelencia. ¡Bravo!
Lo mejor; la noticia misma que va tomando forma, más quienes la acompañan en interpretación, dirección y escritura.
Lo peor; el rigor y disciplina de las formas mantiene al corazón a salvo de la implicación, aceleración o la lágrima.
Nota 7
Nota: escrito antes de la entrega del oscar.