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    El maestro del agua
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    17 Críticas del usuario

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    palotes
    palotes

    36.052 usuarios 318 críticas Sigue sus publicaciones

    4,0
    Publicada el 27 de septiembre de 2015
    Basada en hechos reales, cuenta la historia de un padre que va en busca de sus hijos, desaparecidos y dados por muertos cuando lucharon en la guerra de Gallipoli. Ópera prima de Russell Crowe, qué película tan bonita, qué sensibilidad, te emocionas con algunas secuencias. Es todo tan bucólico y está muy bien narrada. Es como si en lugar de ver una película, estuvieras leyendo el libro. Película para románticas como yo.
    Raúl C
    Raúl C

    37.941 usuarios 566 críticas Sigue sus publicaciones

    3,5
    Publicada el 20 de noviembre de 2021
    El Maestro del Agua (2014).
    El "gladiador" más conocido nos trae su ópera prima: una producción australiana basada en la batalla de Galípoli de hace justo un siglo, solo que más centrada en los años posteriores a la contienda que la cinta que lanzara a Mel Gibson al estrellato.

    Al protagonista y director de la obra le acompañan la chica Bond Olga Kurylenko y el joven oceánico Jai Courtney ("Jack Reacher").

    El drama épico basado en hechos reales, sin ser una obra redonda, está sobriamente elaborada, con una bonita fotografía, unos hermosos paisajes, ciertos momentos de acción y una historia de amor que transcurre en segundo plano. Veremos qué nos deparan las próximas películas que Russell Crowe se anime a dirigir.

    Raúl Cabral.
    Puntuación personal: 7
    Beatriz López Velasco
    Beatriz López Velasco

    96.858 usuarios 455 críticas Sigue sus publicaciones

    3,0
    Publicada el 11 de mayo de 2015
    Esta es una película ambiciosa para ser la primera de un actor de largo recorrido que ha trabajado con algunos de los mejores directores actuales (Ron Howard, Ridley Scott, Darren Aronofsky…) de los que, suponemos, algo habrá aprendido. Su labor es correcta, aunque el ritmo de la cinta es un poco lento y la trama amorosa sobraba. Creo que tiene material de sobra para trabajar con el desastre militar que supuso la batalla de Galípoli, los miles de soldados de ambos bandos que murieron y como deben trabajar juntos turcos y australianos (enemigos cuatro años antes) para poner nombre a los muertos que quedaron en el campo de batalla. Por suerte, contó con el trabajo de Andrew Lesnie para encargarse de la fotografía y la historia se beneficia de ello, dejando un gran espectáculo visual gracias a los bellos y tranquilos paisajes del interior de Australia, la bulliciosa vida en Estambul y el vacío desolador de la península turca después de la guerra.
    La labor más destacable de Russell Crowe está delante de las cámaras, como el padre que desea encontrar la paz interior y cerrar un capítulo muy doloroso de su vida personal como es la perdida de sus tres hijos. Crowe ofrece una interpretación sólida, a pesar de que su química con Olga Kurylenko es escasa y que no se profundiza demasiado en su sexto sentido, esa habilidad de zahorí que le permite encontrar agua en el desierto o saber dónde cayeron heridos sus hijos. Por cierto, “zahorí” hubiera sido una traducción del título al español más lógica y correcta.
    Adolfo Garcia Gonzalez
    Adolfo Garcia Gonzalez

    80.628 usuarios 660 críticas Sigue sus publicaciones

    2,5
    Publicada el 9 de agosto de 2015
    "La película se deja ver", pero le falta mucho más dramatismo y más crudeza por el tema que toca.
    JOSE72
    JOSE72

    21.172 usuarios 219 críticas Sigue sus publicaciones

    2,5
    Publicada el 3 de mayo de 2015
    Como sucediera con el “Unbroken” de Angelina Jolie aquí estamos ante uno de los primeros pasos en la Dirección (el primero en este caso) de un actor al que todos conocemos y al igual que Jolie también toma una Guerra Mundial como medio para mostrarnos una historia real que si no nos lo dicen pensaríamos que es demasiado obvia y poco creíble. El resultado es igual que con la película de Angelina….correcto y acertado… esperando una nueva entrega para ver si tenemos un Director/a con futuro….. curioso el mundo del Cine que nos puede hacer creer que una chica eslava (Kurylenko) puede pasar perfectamente por una chica otomana, también aplaudir a Crowe por mostrarnos una cultura turca con respecto algo que se ve poco en las grandes producciones, eso si la imagen de los griegos…….tela…………
    Phil
    Phil

    3.607 usuarios 145 críticas Sigue sus publicaciones

    3,0
    Publicada el 14 de mayo de 2015
    se puede ver, es la tipica peli normalucha que que la olvidas pronto, pero para pasar el rato puede valer. Lo mejor de la peli las imagenes del bosforo, estambul...
    Rafael Coronado Navarro
    Rafael Coronado Navarro

    23 usuarios 20 críticas Sigue sus publicaciones

    2,0
    Publicada el 1 de mayo de 2015
    Personalmente la primera película que dirige, este actor pasado a director, no me ha gustado nada, ni como película de aventuras, que no lo es, ni de amor que tampoco es, en fin me dejó indiferente, más bien aburrido y deseando que acabara.
    djjim
    djjim

    5 usuarios 11 críticas Sigue sus publicaciones

    4,0
    Publicada el 25 de abril de 2015
    Buen ritmo e imagen. Es una americanada de película pero entretiene.. la recomiendo, tiene un poco de varios estilos.
    Lourdes L.
    Lourdes L.

    129.888 usuarios 920 críticas Sigue sus publicaciones

    3,0
    Publicada el 26 de abril de 2015
    Comprensible timidez de quien se expone a ser juzgado por su ojo, hábil o torpe, al mando del manejo de la cámara.
    ¿Qué le apetece tomar, señor Crowe?, ¿qué va a ser, café dulce o amargo?, porque parece que piensa, duda pero ¡no se decide!
    Historia bélica, homenaje a los caídos en guerra, nunca hallados/siempre recordados, con pinceladas altruistas de romance dulzón y pueril entre adultos ya instruidos...,¿necesaria la mezcolanza de relato de amor, suave y cómodo, para afianzar la atención de una conciencia que, sola ante el dolor y la tristeza recordatoria del horror de la batalla y sus injustas víctimas, no se mantendría con mirada fija, sin despiste ni pestañeo ante el interés de la narración épica?
    Nuestro -uno más que cae- actor consagrado, metido a director novel, opta por la seguridad del itinerario marcado en las instrucciones de cómo manejar la cámara por primera vez y no meter la pata, manera eficaz, correcta de hallar los planos, disponer sucesiones narrativas y no perder la estela ni dañar la mira del espectador que espera, sólo que, como todo libro al uso estándar de general proceder, no sabe dar los instrumentos, ni consejos, ni órdenes sobre cómo atribuir carisma a lo expuesto, pasión a lo realizado, vivacidad al cóctel manejado y que no se convierta en bebida corriente, fácil de digerir, más rápido de olvidar por la simpleza de su crónica.
    Excelente exhibición paisajística de una fotografía de contrastes que dispone su memoria entre el avance del esperanzador presente y el inamovible y horrible pasado, breves notas escuetas de la tortura, violencia y ultraje de lo ya hecho con el optimismo y candidez de oportunidad nueva abierta ante la vista, un juego de dirección discreta, actuaciones acordes y guión poco inspirado que sin adormecer, tampoco cautiva, dejando al público en un estado neutro e insustancial que, tratándose de amor y guerra, es parcela que deja mucho que desear.
    Cándido caminar que nunca adquiere velocidad plena, tristeza y dolencia que se revisten de simpatía bondadosa e ingenuidad apacible, cariño y sencillez como estandarte, un aplauso a la ensalada de aceite y vinagre del recién horneado capitán australiano, ánimo para su escarceo primerizo y mejora en posteriores intentos pero, dejando la condescendencia, peloteo y complicidad de coraje para que no abandone la ruta emprendida, el que visiona se queda levemente en espera de una acción ardiente, relato histórico, connivencia con los sentimientos expresados que no llega ni alcanza cuotas de merecida narración y reseña pues sus personajes se mueven por la facilidad y armonía de navegar por aguas tranquilas y alejarse, como norma no escrita, de mares impestuosos y olas inquietas.
    Que no disguste no significa que plazca, que de un tirón se consuma no lleva consigo la suculencia del alimento ni el gozo del paladar que lo saborea, este padre voluntarioso con ensoñaciones de revelación adivinada y modestia en su atractivo porte de rompecorazones, protege en exceso su sueño y no opta por el riesgo interpretativo ni expositivo, da para estancia breve de fábula poética con ingredientes varios que aporta un poco de todo pero lejos de un cuento inolvidable, de gran drama y novela consistente que se aprecie y devore con ansiedad plena, satisfacción que queda a la espera, en esa larga cola de películas apropiadas que se adecuan a la posición media pero que ni resaltan, ni explosionan más allá de poner un paso delante de otro y hacer levedad de un camino, que al caminante, dado su andar, le resulta flojo y escaso, sin mucho que instruir, tastar o saborear.
    Belleza estética de personalidad blanda, ausencia de intensidad firme, complacencia en las formas pero contenido casto y discreto, delicadeza sin llama, finura sin exigencia, armonía de bienestar buscado en una correlación de eventos que no alterarán tu confortable estado anímico ni el acompasado ritmo de un corazón que observa sin protestar pues no se implica ni siente gran cosa y, una película que deja indiferentes a las emociones cuando abarca el peliagudo enfoque de quién sabe dónde están nuestros seres queridos..., sólo se disculpa y perdona por ser recién desvirgado, currículum vitae sin experiencia adquirida pero está claro que Gladiator no tenía claro que desayunar, si dulce o salado, ligero o pesado, croissant o tostadas y barruntando pizcas de todo lo que tenía a mano, con elegancia pero fruto moderado, confeccionó un plato general de magnitud nimia y tueste amansado y, ahora mismo, el consuelo de que tiene buenas perspectivas de mejorar con el tiempo y adquirir la consistencia que aquí no logra sirve de poco pues aún tengo el regusto de escasez de nutrientes y absorción ligera que no se mitigan ante esa previsible mejoría que todos visionan y anhelan.
    En esta ocasión no se cumple la propiedad conmutativa ya que cambiar el orden de los sumandos si altera el resultado, no es lo mismo "pan para hoy y hambre para mañana" que hambre presente/ya veremos más adelante si el pan hace acción de presentarse, Russel Crowe aún no controla el poder y tempo de saciar con compás y acierto a la audiencia, más adelante ¡ya veremos!
    Gerardo M.
    Gerardo M.

    4.531 usuarios 134 críticas Sigue sus publicaciones

    2,0
    Publicada el 17 de abril de 2015
    Los fantasmas de Galípoli

    20 de diciembre de 1915. Los otomanos y los alemanes ven cómo las tropas enemigas, formadas fundamentalmente por franceses y británicos, abandonan la península de Galípoli tras varios intentos de invasión frustrados, dando comienzo al fin de una batalla que en menos de un año se cobró la vida de más de medio millón de personas entre uno y otro bando. Cuatro años después, los hijos de Joshua Connor no han vuelto a casa de la contienda. Ya sea con vida o no, el zahorí partirá en busca de sus tres hijos como promesa a su esposa.

    Russell Crowe, que se reserva también el papel principal, afronta su debut en la dirección con aires clásicos, y de hecho podría considerarse que tiene ecos del cine de David Lean. Pero además, “El maestro del agua” viene a ser un cruce entre “Salvar al soldado Ryan”, “Largo domingo de noviazgo” y, sobre todo, el “Gallipoli” de Peter Weir. Porque esta ambiciosa ópera prima recuerda mucho a los trabajos tras la cámara del formidable director de origen australiano.

    Pero mientras que el responsable de obras tan míticas como “El año que vivimos misteriosamente”, “La costa de los mosquitos” o “Master & Commander” consigue sacar partido a cualquier historia épica con su elegante puesta en escena y su vibrante dirección a todos los niveles, Crowe tira de ingenuidad y extrema bondad y se muestra torpe y atropellado. El protagonista de “Gladiator” no sabe cómo utilizar la música, abusa de ella, así como de la distorsión de la imagen, los zooms, la cámara lenta o los flashbacks, estos últimos mal insertados en la narración y repetidos tantas veces que rompen la linealidad del relato. Por ejemplo, muestra imágenes de la guerra una y otra vez como si su personaje en el film hubiera estado en el campo de batalla, o instantes del futuro que acaban volviéndola previsible y restan emoción al conjunto.

    Y más allá de la dirección, donde también hace aguas es en la historia. El film trata de tocar tantos palos en la narración, vagando entre el melodrama romántico o el cine bélico y con una presentación tan forzada, que finalmente no le saca la punta a ninguno de ellos. La trama no termina de arrancar en ningún momento ni emocionar. Le falta pasión, empuje, y le sobra más de un pasaje que ha sido metido con calzador.

    Ahora bien, está lejos de ser una mala película. “El maestro del agua” se ve con comodidad y aunque se haga pesada en ciertos tramos –la historia de amor forzada, por ejemplo, rompe el ritmo y no acaba de cuajar-, no llega a aburrir del todo. Por otro lado, está lujosamente ambientada y la fotografía, obra del maestro Andrew Lesnie, es soberbia. Pero se queda en un intento de cine clásico irregular y falto de amor, de emociones. Los fantasmas de Galípoli ya fueron homenajeados como merecían hace más de treinta años, a través de la historia de los dos atletas australianos unidos en el horror de la guerra.

    A favor: la ambientación y la fotografía, y que se hace ligera
    En contra: la torpe y nada pasional dirección de Crowe, los tropezones de una trama a la que le sobran algunas líneas argumentales
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