Disney entrega un filme de buen gusto, estilo y sentimiento, sin embargo, la idea carece de originalidad propia
Favreau es el director de la enésima adaptación del clásico animado, la variable en esta ocasión corresponde a un increíble uso de CGI y un coral reparto de voces.
Una vez más, las aventuras de Mowgli por entre las selvas indias, escritas por un joven Rudyard Kipling, son adaptadas de la mano de Disney bajo el liderato de Favreau, conllevando a un resultado significantemente atractivo. Formando un grupo con la calidad visual, el equipo vocal es excepcional; estos atributos pueden eclipsar los temas de fondo o el desarrollo de la trama, los cuales pretenden controlar el camino del filme. Condensando los resultados de las anteriores adaptaciones de la ultra-conocida historia, se puede afirmar que el apoyo de la audiencia con estos animales selváticos siempre ha sido sólido, y esta ocasión no es la excepción, teniendo como antecedentes los datos previos.
Es importante recordar que esta no será la última vez que el séptimo arte revisite el clásico de Kipling, ya que la compañía productora Warner Bros. financiará "Jungle Book: Origins" bajo una dirección mucho más seria dispuesta por el actor Andy Serkis, un proyecto en donde tendrá la silla de director, por supuesto, acompañado de grandes nombres como Christian Bale, Cate Blanchett, Benedict Cumberbatch y él mismo como el oso Baloo (la producción del largometraje ha sido atrasada para finales del 2018 debido al poco tiempo que han tenido los escritores para darle un tratamiento apropiado al ambicioso filme).
Desde la inolvidable escena de apertura a la vieja escuela del castillo de la compañía, en donde la cámara se abre camino entre las ramas de los frondosos árboles de la espesura iniciando lo que parece ser una caza humano vs animal, desde ese momento, el realismo (excelentemente planteado en 3D) impregna las imágenes con perfección. Últimamente, se ha vuelto característico que las ideas de Disney se enfoquen en convertir clásicos consagrados en las mentes adultos dentro del molde de remake o remasterización. Tal estrategia, más allá de recaer en el regocijo que brinda una historia memorable, tiene una segunda intención que se basa en adquirir monumentales ingresos monetarios, por lo cual, deben estimular tanto las mentes adultas como las jóvenes que se encuentran ansiosas de ser deslumbrados por una película.
Considero que si se tratase de un filme mudo, de igual manera, seria espectacular, sin embargo, el excéntrico acompañamiento de Ben Kingsley o Scarlett Johansson significa un rol interesante en lo que podría ser una obra maestra adicional para la compañía productora. Mowgli (Neel Sethi) es un pequeño hindú que se crió entre los placeres de la selva, principalmente aconsejado por una manada de lobos. Luego de la inesperada reaparición de un enemigo de fachada animal, el niño deberá embarcarse en un mar de aventuras y peligros, donde se topara con un rencoroso tigre (I.Elba), una traicionera serpiente (Scarlett Johansson) o un incondicional oso perezoso (Bill Murray) con el fin de hallar a su verdadera familia (de hecho, la tiene delante de sus ojos, por supuesto, ningún spoiler).
El guion de Justin Marks tiende a tropezar y descender conforme la película progresa, punto. Los diálogos están bien ejecutados, no obstante, se siente como un intento perdido e inconsciente. El chico es (spoiler) despedido de la manada para ir a donde él verdaderamente pertenece, pero, sin esperarlo, resulta combatiendo cara a cara con un tigre con el fin de salvar a los animales de la jungla, interesante, no abismante.
Disney no cesa en fortalecer una de sus más importantes características: la comedia. Cada película tiene una carga de identificable humor, independiente de la cantidad. Posterior a la ligeramente oscura y dramática entrada, Baloo (Bill Murray) aparece y todo cambia. Notable es el esfuerzo presentado por cada one-liner escrita para el oso, un personaje cuyo dialogo tiene una pizca de comicidad en cada linea. Y hablando de Baloo, el homenaje ejecutado por Murray recreando el clásico de 1967 es realmente emocional.
Incluso más admirable es el delicado y preciso diseño de los grotescamente hermosos y realistas animales, es una beldad desproporcionada, es una belleza que sobresale, es belleza natural, es belleza animal.
Un tigre majestuosamente esbozado y conseguido que luce completamente real. Una extremadamente larga serpiente, cuyas escamas rebosan amenaza y peligro. Un gigante orangután establecido en un templo olvidado, acompañado por cientos de monos que exudan miedo y respeto por el Rey de la Selva, es sorprendente. Una pantera negra que produce inseguridad o un oso indescriptible. Todo esto es resaltado y alabado mediante las siempre fabulosas pantallas IMAX.
Esta maravilla cinemática se debilita, como la mayoría, con un final de cuento de hadas, aunque, en este tipo de casos es totalmente entendible. Creo que a pesar de ser una película de Disney no necesariamente debe presentar un final feliz o al menos uno repetitivo en el que el villano muere. Pues bueno, todos sabíamos a que nos exponíamos desde la compra del boleto.
Así como su historia es progresivamente monótona, la calidad audiovisual es muy prometedora y excede los límites de lo hecho hasta el momento en cintas de tal tipo.
Favreau produce una experiencia visual abrumadora y suntuosa, por medio de la mejor tecnología CGI vivenciada en una película en donde los animales son el centro de atención. Interesante y realista, el trabajo del cineasta sobrepasa los requerimientos de la cinta, no obstante, la cinta termina por caer en lo monótono e incomprensible. De nuevo, Disney saca provecho de su más reciente movimiento, todo mientras Warner Bros. y Andy Serkis se abrochan los pantalones para intentar superar a su principal contendiente. Warner nos dejara mudos, estoy seguro.