La familia es más que cuestión de sangre
por Paula Arantzazu RuizEn Los insólitos peces gato la cineasta mexicana Claudia Sainte-Luce mira hacia adentro para recuperar una parte de su vida y mostrárnosla a través de esta peculiar tragicomedia sobre una joven y una familia disfuncional, y cómo ese encuentro acaba catalizando numerosas emociones para a su vez ejercer de bálsamo ante uno de los grandes y tristes retos de la vida: la pérdida de un ser querido.
Así, Los insólitos peces gato juega la carta de la extravagante melancolía que su título sugiere y nos presenta a Claudia, una chica introvertida y solitaria, que tiene que ser ingresada por apendicitis y en la clínica conoce a Martha, una mujer hospitalizada por una enfermedad terminal, y a sus cuatro hijos, todos de padres distintos. Esa gran matriarca a la que le falta vida pero a quien le sobra el cariño acogerá a la protagonista, engrandeciendo así esa suerte de familia tan dispar y contradictoria.
Habrá quien señale que sobre familias poco convencionales ya hemos visto suficiente en el cine, sobre todo en el indie estadounidense, pero no suele ser muy habitual en el ámbito mexicano este tipo de historias redentoras , máxime si tenemos en cuenta que el cine de nuevo cuño de ese país tiende hacia historias más o menos violentas (Amat Escalante), más o menos pseudomísticas (Carlos Reygadas), o de corte autoral y de vanguardia (Nicolás Pereda). El de Sainte-Luce es un debut cristalino, ayudado por la fotografía de Agnès Godard, habitual de Claire Denis, quien en el trabajo de la mexicana apuesta por una luz brumosa y tenue con la que retratar ese estado de tránsito que recorren todos los personajes.
A favor: Lo bien trabajados que están todos los personajes.
En contra: Que en algunas ocasiones la cinta queda en tierra de nadie, ni demasiado excéntrica ni demasiado intensa.