"Un amigo es un regalo que te permites a ti misma", amenaza dulce y encantadora de quien es tu confeso aliado, temido en la sombra; "Recuerden, ¡nunca les pediría que hicieran algo que yo mismo no haría!" toda una declaración de intenciones de este diestro conductor/avispado lector de las ventajas del dolor ajeno.
Emprendedor: persona que tiene decisión e iniciativa para llevar a cabo acciones que entrañan dificultad, riesgo o peligro. ¿Cuántas veces hemos oídos esas interesantes y enriquecedoras historias sobre como, actuales personajes de triunfo y renombre en su profesión, tuvieron una genial y deslumbrante idea y empezaron su andadura con la sola creencia en si mismos y mucho empeño y coraje?..., en el garaje de la casa de sus padres (Steve Jobs, Apple), en un bar observando a sus compañeros (Mark Zackerberg, Facebook), creando su propio programa basic (Bill Gates, Microsoft), con una pequeña tienda en el barrio (Amancio Ortega, Zara)...
He, aquí, el emprendedor y visionario del mundo de la televisión, del sensacionalismo de las noticias, del dramatismo en esencia pura tomado directamente de la fuente y, cumplido dador de lo que el público necesita/las cadenas demandan, un anticiparse a los hechos, llegar el primero, obtener la mejor toma e, incluso, preparar el escenario y crear el suceso si es necesario, con violencia añadida/precio más alto, con escenas sangrientas/renegociación de contrato, declaración de víctimas con lágrimas y lamento incluido/rozamos la máxima audiencia, accidentes con varias muertes/depende del morbo de la imagen, asaltos-violaciones-asesinatos/incluido en la carta, siempre directo y en exclusiva para lograr la mejor marca y preferible ángulo; hablamos de espectáculo, de bussines, de números y cifras que determinan si estás dentro o fuera del negocio, de alienación y locura sin sentimiento en el trabajo, frialdad y distancia solemne que permite, de algo sucio y deshonesto moralmente, cosechar grandes beneficios económicos y laborales, por tanto, humanidad fabricada para los espectadores que ven la pantalla/deshumanización para los profesionales encargados de confeccionar, elegir, deformar y emitir dicho montaje sin escrúpulos, miramientos y pendientes de la cuota de audiencia que dictamina si son gente de éxito o olvidados sin trabajo..., "the show must go on...", unos mirando a pesar de la crueldad/otros elaborando dicha sensación para que nos atrape.
No es la primera vez que se refleja en la gran pantalla la obsesión sin límites por el triunfo, la carrera contrarreloj por el ascenso, promoción y reconocimiento de los demás, la barbarie justificada en arras del fruto recogido, la distorsión ética a favor de una verdad moldeada y decorada a gusto de la sobremesa del espectador; en esta ocasión, un siempre certero, grato y afín Jake Gyllenhaal, aquí magnífico y soberbio que, con su sola presencia, le confiere todo su sabor y apetencia al guión, una esmerada conplacencia en su visión donde encarna a un psicópata/demente conciso, meticuloso, detallista y perfeccionista en su trabajo que cuida con esmero cada gesto, palabra y acción pues sabe su destino, cómo llegar, se hace ver y escuchar, es concienzudo en su labor, conoce las formas, se esfuerza en su especialidad y pone las condiciones por adelantado, una ferocidad facial e inquietante gestualidad de quien es un autista emocional que mira los hechos y hace una radiografía de su máximo provecho, esperpéntico "principe novo" de los medios de comunicación, del mundo de la información y redes adyacentes de la era Internet.
Con un inicio lento, de motivación leve mueve ficha inteligente, en estrategia ascendente y turbulenta, desde el accidente casual y oportuno que despierta la agudeza y virulenta osadía de este perturbado social, hacia el asesinato propiciado y servido en bandeja para rentabilidad plena de primeros planos y secuencias impactantes, un entusiasmo apenas despierto en su inicio para ir progresando hacia la mirada fija sin pestañear del espectador a pesar de la crudeza y maldad de lo ofrecido como un soberbio, exquisito y bien pagado reportaje, de este codiciado cámara, resultaría.
Éxito/honor/respeto entendido a la forma de cada uno donde la historia la redondea y encumbra, con su poderosa y firme interpretación, el susodicho actor pues es su fuerza, pasión y razón de ser la que permite el disfrute de un argumento, de fondo otras veces expuesto, que muestra la gélida explosión de un loco individuo/cuerdo ciudadano a quien nadie se le interpondrá en su camino hacia el sueño americano, víctimas inocentes como necesarios peones para llegar a la gloria y saborear las mieles del éxito/honor/respeto.
Todo a la venta/cualquier cosa se compra, una ley de la oferta y la demanda que no pregunta por el cómo pues sólo le interesa el quién, astucia de saber lo que el mercado solicita/valor de hacerlo realidad, a la porra las célebres virtudes del ciudadano de Aristóteles pues, aquí, la fragilidad de lo virtuoso se transforma en poderío de enriquecimiento puesto que, del segundo nadie se acuerda/sólo pasa a la historia quien gana la carrera; déjate de pamplinas que los triunfos son para el primero/el resto pasa al cajón silencioso de la anécdota curiosa.
Para el presente fulgurante capitalismo, lo que importa no es jugar sino ganar , deslealtad de bello eslogan en la portada pero míseras formas y método, desfiguración en la cual, Revolver, fue más sincero/menos hipócrita...,"si el camino fuera suave y no hubiera que correr..., pero es duro, es salvaje y no tiene compasión, te disparán por la espalda, aquí no existe el honor..., quizá venda hasta mi alma sólo con poder llegar..., masticando con firmeza que quizá lo que importa no es jugar sino ganar..., si el camino fuera suave si no hubiera que correr, que coorreeerrrr", por tanto, "just do it".