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    Tusk
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    Tusk

    Regreso a la Hammer

    por Monica Jordan

    La obra de Kevin Smith (entendida más allá de su faceta como director) se construye alrededor de un elemento afín a todos los ámbitos en que trabaja: cine, cómic, podcasts, conferencias... La palabra es su materia prima, como evidenciaba el personaje que interpretaba en sus primeras películas; Bob el Silencioso permanecía callado en buena parte de la trilogía de New Jersey, pero en los respectivos finales de Clerks, Mallrats y Persiguiendo a Amy sentenciaba con un monólogo el quid de las cuestiones planteadas. Kevin Smith ejercía de Deus ex machina de su propia obra a través de su mejor arma: su elocuencia.

    Precisamente de la palabra nace Tusk, pues la idea inicial surge de un capítulo del Smodcast (un podcast conducido por Smith y su productor Scott Mosier) en el que construyeron la base argumental de la película a través de un curioso pero real anuncio inmobiliario: se ofrece vivienda gratis a cambio de disfrazarse de morsa. El resto es ya historia: una campaña viral en redes sociales bajo el hashtag #WalrusYes, producción independiente, estreno en Sundance y un homenaje sincero a la Hammer. Smith se inspira en la famosa productora de serie B para la escenografía de la mansión gótica de Tusk, pero también para el mad doctor con pedigrí inglés que emula la acción principal de El ciempiés humano. Tusk no obstante se aleja del terror y apuesta por las marcas de la casa: humor soez dialogado y desvergüenza al cuadrado.

    A favor: La forma en que juega con los elementos del terror de serie B.

    En contra: Que su discurso acabe siendo anecdótico y ambiguamente acrítico.

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