Es la primera película como directora de Sigrid Hoerner.
La directora reconoce que "la película muestra clichés", pero también afirma que es porque "a veces la realidad se acerca cada vez más a la caricatura".
Sigrid Hoerner no cree que este film sea una "reivindicación feminista", a pesar de que asegura que como productora ha "tenido que tragar sapos de todos los colores".