Herzog escala en la tradición de su cine
por Rodolfo SánchezWerner Herzog recuperar en Grito de piedra una de las tradiciones del cine alemán mudo y del primer sonoro, aquel que combinaba las aventuras con el alpinismo, un cine que usaba el paisaje alemán y su tradición pictórica romántica para trazar unas narraciones en las que cualquier elemento narrativo, en general, era un mero pretexto para la visualización de los paisajes y para la elaboración de unas secuencias de acción que, primarias, aportaban vértigo y aventura. Herzog toma todo este legado y lo reelabora con su mirada mediante una historia de competición generacional tanto en la escalada como en el amor a través de un trío que, una vez más, supone una simple estrategia narrativa que de consistencia a lo que el cineasta alemán le interesa: aunar ficción con toques documentales para elaborar un acercamiento, tan suyo, al ser humano en condiciones extremas. Grito de piedra reserva momentos espléndidos, un ritmo trepidante y una narración llena de emociones. Entretenida e inteligente película.
A favor: El trabajo visual de Herzog y la fotografía.
En contra: Que se vea como una simple película de aventuras cuando esconde muchos elementos dramáticos muy interesantes.