A vueltas con la red
por Quim CasasEtimológicamente, la última película de Jason Reitman tiene un título algo confuso tanto en inglés como en su versión al castellano, a no ser que consideremos aún niños a los adolescentes que, en el relato, establecen buena parte de sus relaciones a través de las redes sociales. O puede que no sea tan confuso, todo lo contrario, que se trata de un título deliberado, y que los niños a los que se hace alusión no sean los jóvenes estudiantes de secundaria sino sus padres, tan o más extraviados que ellos, niños en cuerpos de adulto.
La película no es mejor ni peor que las últimas de su director, un nombre que prometía mucho más de lo que está dando. Hombres, mujeres & niños ha disparado las mismas críticas y disparidad de criterios que Juno o Young Adult, y quizá solo sean Gracias por fumar, porque era una agradable tarjeta de presentación, y Up in the Air, ambivalente pero también excelente, las que soportarán mejor el paso del tiempo en la obra de un director al que crepitar de los años posiblemente condenará a la categoría de cineasta de su época y poco más: el contexto antes que el texto (sobre Una vida en tres tiempos, que gustó a unos pocos, yo preferiría pasar un tupido velo).
Pero a pesar de ese frenazo brutal que parece haber sufrido la filmografía del hijo del director de Los cazafantasmas, este último trabajo tiene un planteamiento bastante interesante y momentos muy logrados; su atonalidad es comparable a la de Up in the Air, y si coincidimos en que aquella película es la mejor de su autor, pues la que ahora tratamos resultrará, como mínimo interesante o digna de tenerse en cuenta.
Internet no es un peligro. Lo que se haga con él es lo que le hace peligroso, o discutible, o polémico. Reitman no enjuicia la comunicación a través de las diversas pantallas y redes sociales. Todo lo contrario. Muestra relaciones que se construyen a través de ellas y la fenomenología viral (la joven que propaga vía twitter, instagram y lo que haga falta que acaba de acostarse con un chico), y otras que se desarrollan a través del acercamiento, la sensualidad y el ansia verdadera de la carnalidad.
Y enseña también cómo reaccionan padres distintos ante estos hechos y como el control lleva al caos tanto en el caso de la estricta madre encarnada por Jennifer Garner, capaz de conectarse al móvil de su hija y eliminar los mensajes que le envían a la joven si los considera impertinentes, como en el del padre a la deriva que interpreta Adam Sandler, aficionado a los blogs porno y al sexo en solitario.
El cuadro que pretende pintar Reitman es ambicioso, y se agradece que lo haya intentado y no se quede solo en la moralidad de unos, los padres, y la desorientación de otros, los hijos. Tan distinta a Happiness, de la que puede considerarse su reverso sin virulencia, Hombres, mujeres & niños llegaría a formar con el filme de Todd Solondz un díptico fundamental para comprender mejor esa América que hace décadas dejó de creer en las pinturas de Norman Rockwell.
A favor: Su tono mesurado y neutro, la contención de cada una de las situaciones.
En contra: Que se dirá que Reitman sigue siendo conservador, aséptico y mojigato.