Rudimentaria, poco inspiradora, un ir para volver y no regresar nunca jamás con poco que comprar o estimar pues empeña insuficiente en su no intrépida subasta ya que si, todo se acaba ¡difícilmente te puedes volver a equivocar!, sólo el paternal uso de la inocencia de una niña para crear conciencia y encontrar algo de audaz ritmo que no acaba de hallar baraja digna con la que jugar.
¿Qué harías si hoy se acabara el mundo?, ¿si sólo te quedaran unas horas de vida?, pregunta que todos nos hemos hechos en algún momento de nuestro tiempo, ya sea por aburrimiento, desgana, ocio o simple matar el tiempo muerto -nunca mejor referido-, rato amplio para dejar la fantasía volar y ser un pequeño Dios, sin normas de sociedad ni nadie que nos restringa, excepto nosotros mismos y nuestra interior naturaleza moral o amoral, según cada cual, tirar hacia el bien o saborear las mieles del mal, divino ángel o malvado demonio, decencia o locura, serenidad o caos, amor u odio, cariño o desprecio, ayuda o cada uno por su lado, horror o emoción..., y siguen y siguen las opciones de incógnita infinita ante cuestión sin respuesta acertada.
Unos encarada en plan broma, otros especulación inofensiva, los menos en formato serio, duda metafísica nunca resulta que se une al grupo de grandes cuestiones que nos atrapan ocasionalmente -mejor no dedicarle excesivo espacio a utopías nunca posibles en esta vida y suposiciones de alcance ilimitado-, ya sea como guasa, conversación insustancial o filosofía trascendental con la que intentamos definir o encontrar nuestra persona; opciones de respuesta varia, todo aquel que se atreve a inmiscuirse en dicha tarea no suele arriesgar, va a lo seguro y, Zak Hilditch, no lo es menos ofreciendo un batiburrillo de todo un poco; los que optan por dejar salir a su animal más salvaje y violento y se regodean en la brutalidad más sangrienta, quien elige ir rezando al encuentro con su señor honrado, el que toma las riendas y no espera al fatídico momento, los descubridores del verdadero sentido de todo, el ansioso por la llegada del prometido paraíso, los alucinados contentos, los histéricos aterrorizados, el socorrido desmadre de sexo y drogas para dejar este mundo ido de la cabeza/quemado de espíritu, la siempre esperada y asumible reunión con la familia y los seres queridos, reconciliación de buenaventura sin próxima esperanza...
Aquí, el héroe protagonista -un cumplidor Nathan Philips que involucra todo su arte- cumple la máxima de nada como perder algo para descubrir que lo deseas, nada como que se escape la existencia para saber qué hacer con ella, nada como quedarse sin minutos y necesitar horas pues ya ha hecho las paces consigo mismo, ha dejado de hacer el capullo y sabe lo que quiere, carrera frenética, abrazo profundo, disculpa urgente, eres el amor de mi vida y el intenso y devorador fuego que llega y lo devora todo, seductor rojo infierno que nos pone a todos al mismo nivel sin distinción al alcance que mitigue a nadie.
No destaca, ni sobresale, ni marca diferencia de lo ya expuesto en hermanas de planteamiento similar anterior, diálogos serriles que venden sentimientos profundos pero que no entusiasman ni motivan, sólo lo mínimo para verla por acabarla y darle una oportunidad a este terminator de dia y hora conocida pero compañía y lugar a elegir siempre que se pueda, una concesión de respiro que apenas compensa en gratitud para esta oveja negra de pantalla que encuentra su moral y alma gemela a última hora, llegando tarde a su desperdiciada vida pero, a tiempo para esa última confesión que le exima de todos sus pecados y le otorgue esa sonrisa y confort de quien parte en paz con los suyos y su persona.
Elige un tema peliagudo para su argumento y el guión sólo cumple a medias con la tarea, básico andar de ruta no improvisada que, a menos que te impresione la brutalidad y masoquismo cruel en grupo o por estallido individual, la parte humana no cubre necesidades de un cataclismo feroz como lo es la llegada del tan especulado armageddon ya que, sólo la canción de Aerosmith, "I don't wanna miss a thing" abruma, captura, hipnotiza y envuelve más que este elemental relato.
Recuerdas..., "I could stay awake just to hear your breathing, watch your smile while you are sleeping, while you are far away and dreaming..., I don't want to close my eyes, I don't want to fall sleep because I miss you baby and I don't wanna miss a thin..."; nada que ver con este elemental caminar, de momento único que nunca se repetirá donde, ¡si no puedes ser original! ¿cuándo lo serás?