Crítica de SensaCine.com para The Fake: Dibujos de carne y hueso

Con The King of Pigs, Yeon Sang-ho probó con creces su voluntad de trasladar la animación a un lugar oscuro, de tramas violentas y tonos apagados. En aquella película, la tragedia resultaba inexorable y el relato miraba a los ojos del cine de imagen real. The Fake ahonda en las mismas inquietudes. Lo que cambia es el argumento: The King of Pigs se centraba en las cicatrices que permanecen en dos adultos tras haber sufrido bullying en el instituto; The Fake trata sobre un poblado que deposita sus esperanzas y economía en manos de una iglesia fraudulenta. Ambas comparten el gusto por la denuncia social a partir de un universo más propio del thriller y el noir.

La fe es ciega, indica Yeon Sang-ho a través de una película que se instala completamente en la sombra. A partir de sus tonos. De su trama. De sus situaciones, enormemente violentas. De unos personajes que jamás son puros ni rectos. El encargado de combatir la estafa será un tipo agresivo, pues en el cine de  Yeon Sang-ho no existen héroes rectos.

Como ocurría en The King of Pigs, The Fake plantea la cuestión de dónde están los límites en la representación de la violencia a base de empujarlos. The King of Pigs se abría con la paliza de un hombre a su esposa –situando así en el lugar del verdugo al que luego será descrito como víctima–. The Fake hace lo propio con una escena en la que apalean a un perro. La violencia se sitúa en el centro, es frontal, contundente. Son secuencias filmadas sin filtros aparentes, aunque sí, sí que hay uno, el de la propia animación, pues parecería que el director es plenamente consciente de que la distancia que le otorga la animación le permite forzar los límites de lo que puede mostrar.

A favor: Una animación oscura y una trama sin claros.

En contra: Que bajo el velo de la animación prescinde plantearse cuestiones que sí se exigirían a una película de imagen real.