Los odiosos ocho es la octava película de Quentin Tarantino, como bien nos indican los títulos de crédito iniciales, algo que no resulta exacto del todo (habría que contar como una sola película los volúmenes 1 y 2 de Kill Bill, por ejemplo), aunque tampoco son ocho los personajes odiosos, a mí me sale alguno más. Esta ha sido una producción complicada que estuvo a punto de no realizarse pues Tarantino decidió cancelarla cuando el guion se filtró en internet, aunque meses después retomó el proyecto y el público se lo ha agradecido pues ha funcionado muy bien en taquilla. Gracias a la película Ennio Morricone ha ganado el Globo de Oro y el Oscar a la mejor banda sonora original.
La trama se sitúa pocos años después de la Guerra de Secesión norteamericana, el Mayor Marquis Warren (Samuel L. Jackson) es un caza recompensas que ha perdido su caballo por culpa de la nieve y pide ayuda a una diligencia en la que viaja otro caza recompensas, John Ruth conocido como “La Horca” Kurt Russell), que lleva prisionera a una mujer llamada Daisy Domergue (Jennifer Jason Leigh). Ruth acepta llevarle hasta el próximo pueblo, Red Rock, pero por el camino se encuentran con Chris Mannix (Walton Goggins) que afirma ser el nuevo sheriff de Red Rock y también necesita que le ayuden a llegar al pueblo. [...]
La primera mitad de la película nos presenta a los personajes, conocemos su historia, más o menos, y que les ha llevado a encontrarse en la Mercería de Minnie en medio de una terrible ventisca. Esto lo consigue Tarantino con una de sus señas de identidad como son los diálogos ágiles y brillantes, un parloteo incesante de los protagonistas lleno de insultos, palabrotas y anécdotas divertidas. El ritmo resulta satisfactorio, a pesar de que hay poca acción, pero derrocha tensión y suspense. El segundo acto empieza con las primeras muertes, toda la tensión generada con la dialéctica y falsa cordialidad que han mantenido los personajes salta por los aires, dejan atrás las palabras y empieza la acción. Ya sabéis que para Tarantino acción es sinónimo de orgía de sangre y muertes, pues eso, disparos a discreción, litros de sangre y muertos por doquier: envenenados, tiroteados, ahorcados, y todo sin salir de la Mercería. Aunque, en el fondo, toda la trama es una ingeniosa alegoría sobre la situación real de los negros tras la Guerra de Secesión.
Quentin Tarantino suele incluir en sus películas actores que llevan tiempo “retirados”, a los que ofrece una buena oportunidad de regresar a primera línea. Ya lo hizo con Pam Grier, John Travolta o Don Johnson, en esta ocasión le toca a Jennifer Jason Leigh (Mujer blanca soltera busca) que nos ofrecen una excelente actuación como la asesina Daisy Domergue, aunque tiene pocas líneas de dialogo ofrece todo un catálogo de gestos y comunicación no verbal que dice mucho más que las palabras. Algo que le ha supuesto una nominación al Oscar y otra a los Globos de Oro como mejor actriz de reparto. También se unen al universo Tarantino trabajando con él por primera vez Demián Bichir (The brigde), Gene Jones (Boardwalk Empire) y Channing Tatum (Infiltrados en clase).
Los viejos conocidos que repiten por segunda, tercera y cuarta vez con Tarantino son Samuel L. Jackson, Kurt Russell, Walton Goggins, Tim Roth, Bruce Dern, Zoë Bell, Lee Horsley, James Parks y Michael Madsen, el perfecto reparto para este grupo de pintorescos personajes que componen el guion. Destacar la brillantez de Samuel L. Jackson y Kurt Russell como dos tipos rudos e insensibles que dominan la escena, aunque Tim Roth y Jennifer Jason Leigh se empeñen en robar planos. Los que la vean en versión original podrán escuchar al propio Tarantino ejerciendo de narrador. Por cierto, que mal ha envejecido Michael Madsen, que lejos queda el Señor Rubio de Reservoir dogs.
Ya sabéis, con Tarantino todo es excesivo, mucha sangre, muchos muertos, mucha violencia, muchos diálogos y mucho metraje. Si os han gustado sus proyectos anteriores os gustará este, aunque puede que no sea su mejor película.