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    Los odiosos ocho
    Nota media
    4,0
    1313 notas
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    62 Críticas del usuario

    5
    14 críticas
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    cine
    Un visitante
    5,0
    Publicada el 23 de enero de 2016
    Estilo narrativo, diálogos, b.s.o. y muchos, muchos detalles que sitúan a Los odiosos ocho entre las imperdibles.
    cine
    Un visitante
    0,5
    Publicada el 23 de enero de 2016
    muy mala....se nota que Sensacine son de Tarantino porque no entiendo la puntuación,aburridisimaaaaa
    cine
    Un visitante
    1,5
    Publicada el 22 de enero de 2016
    En USA en la actualidad tienen serios problemas para integrar a la raza negra en su sociedad, ver un cowboy negro no esclavo es ciencia ficción, últimamente todas las películas o series del farwest vienen teniendo protagonistas de raza negra en el papel de cowboys cuando hasta no hace mucho no podían caminar sobre ciertas ciudades. Irreales papeles e imagen mostrada desde Hollywood.
    La película en si no muestra nada nuevo, es una obra de teatro llevada al cine como bien comentan arriba, pero para que sea buena debe tener un libreto como 12hombres en pugna, sino no vale la pena y esta no lo vale como las últimas películas de Tarantino
    Lourdes L.
    Lourdes L.

    129.888 usuarios 920 críticas Sigue sus publicaciones

    3,0
    Publicada el 22 de enero de 2016
    “¿Puedo ver esa carta de Lincoln?”, es el único capítulo que vale la pena.

    Los ochos odiosos y, efectivamente, claro como el membrete; son ocho y son odiosos -aunque no tanto, ¡no creas!-; obviedad que siempre se cumple con Tarantino pues es concreto y sincero en lo que ofrece, desmadre violento y desagradable, caña por todas partes, adrenalina en ascenso y vocabulario para cogerlo con pinzas, explosiones o tiros para animar la fiesta y un banquete incómodo y divertido que alegra y mata por igual, que ameniza e incordia, seduce e indigesta para concluir lo sabido, que Quentin tiene un estilo único y que quien le escoge para verle ya sabe lo que va a encontrar.
    Pero ¡mira por dónde! que esta vez le ha dado, únicamente por la cháchara, diálogos incesantes sobre los personajes que se van presentando, uno a uno a su tiempo exponiendo su persona, trabajo, lugar de procedencia y destino de llegada, cada cual marcando posiciones y trayendo a colación diversos temas, y una maldita ventisca para reunirlos a todos en lugar común donde jugar al tiro y afloja, a quién es quién y a ese encaje inesperado de piezas para jugar al ajedrez y ver quién cae primero y quién sobrevive al rey, si es que éste queda al descubierto.
    El juego del cluedo, quién miente, quién dice la verdad, “uno de ellos no es quién dice ser”, habrá que tomar precauciones, protegerse y asegurarse la salida victoriosa; la adrenalina va subiendo, cada uno tiene su estrategia y el espectador observando una partida que no tiene excesivo interés, calor ni intriga; y no porque las palabras no motiven o la conversación no atraiga, simplemente éste no participa, está en una esquina de la sala escuchando esa imitación hitckcockiana de época muy pasada, más dura, menos elegante pero igual de tramposa que cualquiera de ellas; con su fantástica música, acierto indiscutible de melodías para cada pieza, más esa tenaz, meticulosa e inquisitiva fotografía ¿y?...,no te afecta mucho, no va en exceso contigo, no te excita ni anima, la encendida pasión que esperas y deseas no llega y nunca llegas a ser Jessica Fletcher investigando un asesinato o, Colombo tomando notas de todo lo dado.
    Cada vez quedan menos y la tormenta sigue acosando, al tiempo que continuas sin participar ni apostar sobre quién será el próximo; no dudo que el guión fue divertido y ocurrente de escribir para su autor, quien se lo toma muy en serio y con respeto, amén de que también se lo pasó en grande en su rodaje, pero la audiencia no aspira su aliento con entusiasmo, concentración y vistas a resolverlo; Samuel L. Jackson ejerciendo de áspero Sherlock Holmes con capa, sombrero y pistola, y un inútil e improvisado Watson de escolta de sus espaldas no abre gran apetito ni coma con plenitud las expectativas, honradamente no es lo ansiado por esa ilusión expectante de quien oye hablar de una película y no puede esperar a verla para deleite de su gusto.
    Ni la censuro, ni la suspendo, ni la critico en negativo, es una notoriedad de argumento y montaje, pulcritud de imagen de abducción sonora, de realización loable pero, de nada sirve si desvías la mirada de la pantalla con facilidad, si buscas refugio de opinión en quien está a tu lado, o vas comprobando el reloj a ver cuánto va tardando; escrita y dirigida por Quentin Tarantino, él la disfruta más que nadie, lo cual es genial para el susodicho, no tan estupendo para la concurrencia.
    Puede que seas demasiado exigente con un director cuando eres devota de su marca y estilo, o puede que, simplemente éste se repita y ofrezca más de lo mismo, pero sin tanto eficiencia, carácter y arrebato; la consecuencia es la misma, no sales satisfecha.
    Con lo sencillo y fructífera que fue la conexión en otras veces, en esta ocasión no hay entendimiento; si la analizas con detalle, de miembro a componente, es gloriosa, un trabajo fantástico, costoso y meritorio; si la valoras por la actitud e aspiración del público, muy contento y exultante no sales, ni tú ni la referida.

    Lo mejor; toda ella, por partes individuales de ingredientes formidables.
    Lo peor; de nada sirve para una razón no cautivada, que atiende sin exaltarse.
    Nota 6,8
    Al C.
    Al C.

    14 usuarios 18 críticas Sigue sus publicaciones

    5,0
    Publicada el 22 de enero de 2016
    Los odiosos ocho es la farsa más grande jamás filmada, o al menos la de mayor duración. Y es una farsa perfecta no sólo por la inteligencia y cálculo con la que ha sido tejida, sino por la docilidad y buena disposición con la que (casi) todos han, hemos, caído en ella. Quentin Tarantino ha escrito su guión mejor ensamblado y más genialmente rematado con motivo del trabajo que a buen seguro menos le ha entusiasmado afrontar de todos (incluso menos que Jackie Brown, cuya materia prima ni siquiera era suya): un panfleto nihilista y asfixiante que no juega limpio, que tiene más cerebro que corazón, y que podría suponer el final perfecto para su filmografía por simbolizar justo el momento en que nuestro hombre ha terminado de conocerse mejor a sí mismo. Los odiosos ocho es tan consciente de sí misma que durante la primera hora y media no hace más que mirarse el ombligo, ensimismada, regodeándose en su hipnótica intrascendencia; para luego estallar en una segunda hora y media orgásmica no porque eso que podemos llamar argumento nos lleve con naturalidad a ella, sino porque es lo que toca.
    Sergio T
    Sergio T

    2.388 usuarios 104 críticas Sigue sus publicaciones

    4,5
    Publicada el 22 de enero de 2016
    Personalmente, decir que “Los odiosos ocho” es la mayor obra maestra de Quentin Tarantino, quizás sería excederse. Y es que para mi gusto, “Kill Bill” es la joya de la corona del universo del director. Pero entiendo que para muchos lo sea. Entiendo que muchos la consideren una obra maestra, puesto que si no estuviera (para mí) “Kill Bill”, ésta lo sería.

    La película goza de una peculiaridad exquisita: ocho personajes atrapados en la nieve dan para mucho. Y si encima los guía Tarantino, aquí podríamos perfectamente tener una trilogía de películas, pero que para no agotarnos, no tenemos. Pero que podría, perfectamente. En un camino entre las historias de misterio de Agatha Cristie y los westerns setenteros, se encuentra un bar de montaña donde se dan cita ocho mercenarios, caza recompensas, embusteros y ladrones de poca y mucha monta. Cada uno con un objetivo, cada uno con un secreto, pero todos con la misma ruda apariencia. Y por supuesto, sin dejarse amedrentar por nadie, y que ninguna piedra les obstaculice en su camino. Las peleas, las (largas) conversaciones de poder y las escenas más grotescas, están servidas.

    Tarantino vuelve a ofrecernos una historia que él hace más larga de lo debido, pero que con su especial manera de rodar buen cine, nos entretiene, nos alegra la vista, nos revuelve las tripas, nos hace reír, pasarlo bien y sobre todo disfrutar. Disfrutamos del blanco paisaje, de unos personajes llenos de carisma, de una historia que parece simple pero que es retorcida y de unos planos llenos de vida. Tarantino es tan cuadriculado que aunque no seas un seguidor extremo del director, disfrutarás de sus cameos y autohomenajes. Pero sobre todo, disfrutarás de los que has ido a ver: “Los odiosos ocho”.

    Lo mejor: Jennifer Jason Leight, digna candidata al Oscar.
    Lo peor: su duración. Siempre una película que pasa de las dos horas y media es excesiva. Por muy buena que sea.
    Maria A
    Maria A

    842 usuarios 74 críticas Sigue sus publicaciones

    2,5
    Publicada el 21 de enero de 2016
    Se me ha echo larguísimaaaaa, tiene unos diálogos eternos que te pueden llegar hacer bostezar.
    No es lo mejor de Tarantino ni por asomo. Lo único que se salva es un final potente.
    cine
    Un visitante
    3,0
    Publicada el 20 de enero de 2016
    No soy ningún experto en cine, aunque son fan incondicional de tarantino.. Me parece una pelicula excelente en fotografía, dialogo, actores, bso, encuadres... Aunque para mi gusto demasiado lenta la primera mitad del film.
    Me decepciona un poco la historia, la trama no tiene nada novedoso excepto las grandes pinceladas que recuerdan a una novela de agatha christie
    JOSE72
    JOSE72

    21.172 usuarios 219 críticas Sigue sus publicaciones

    3,5
    Publicada el 20 de enero de 2018
    Si el guión es un poco bestia es muy probable que estemos ante una película de Tarantino y esta “Los odiosos 8” desde luego es una "película Tarantino", esto es: Diálogos currados, interpretes sobresalientes, atmósfera opresiva, alguna canción contemporánea que no pega en el ambiente de la película (a menos que sus letras traducidas signifiquen algo, lo cual desconozco)…... Como “peros” decir que quizás la película casi parece una obra de teatro, que Tim Roth parece intentar imitar el estilo de Christoph Waltz de “Malditos Bastardos” y “Django”, que la escena escatológica de Samuel L. Jackson con el hijo del General parece más propia de Pulp Fiction que de una “peli del Oeste”, que la Música setentera de Morricone se deja sentir mucho al inicio de la proyección pero poco a poco va desapareciendo y apenas se deja notar para crear el denso ambiente de las escenas…….pero bueno, al final sobre todo lo que queda es esa sensación de originalidad que excepto en “Jackie Brown” es lo que deja cualquier proyección de una película de Tarantino.
    Jesus G.
    Jesus G.

    112 usuarios 37 críticas Sigue sus publicaciones

    4,5
    Publicada el 19 de enero de 2016
    Allá por 1992, un niño de Knoxville presentaba al mundo su ópera prima: “Reservoir Dogs”, una obra pequeña e íntima en apariencia, pero enorme y trascendente en perspectiva. Era el nacimiento como director de Quentin Tarantino.

    Aquel niño, que ya en ese momento se encontraba cruzando la orilla de su edad adulta, tiene ahora 52 años, pero sigue siendo un niño. Solo un crío atrapado en el cuerpo de un hombre es capaz de adorar al cine con la devoción y la inocencia que a Quentin le caracteriza, pero también con el ego y la osadía de un mocoso irritado, alguien que sigue empeñado en rememorar, referenciar y homenajear al cine para salvarlo de la industrialización que lo amenaza, cueste lo que cueste, y si hay que rodar su octava película en Ultra Panavision 70, el formato panorámico por excelencia, se hace. Todo sea por salvaguardar el recuerdo nostálgico de los clásicos y la densidad de atmósfera que se nos ofrece en la obra de la que hoy hablamos: “The Hateful Eight”.

    De inicio nos encontramos con una terrorífica composición de Ennio Morricone, y de fondo, un paisaje nevado. Es prácticamente imposible no mencionar aquí a John Carpenter y a su obra maestra: “La Cosa” (1982), de la que Quentin Tarantino se nutre, como en su momento hizo el propio Carpenter con las obras de Howard Hawks y John Ford. Ya lo dijo Pablo Picasso: “Los grandes artistas copian, los genios roban”.

    El título de la película en español, “Los odiosos ocho”, no agrada en absoluto al oído ni a la vista, pero sí que refleja a la perfección el sentimiento general que ahonda en uno conforme avanza la trama, ya que el guion, del propio Tarantino, se encarga de reunir en una cabaña a la peor calaña posible, un reparto coral que, de manera impecable, canaliza los despojos y las miserias que asoman tras una guerra civil, mostrando un fiel reflejo de la sociedad norteamericana en la época de la reconstrucción. ¡Y qué diálogos! Me encantaría pasarme horas y horas viendo a Kurt Russel, Samuel L. Jackson, Jennifer Jason Leigh y Walton Goggins charlando en una diligencia, con esa ventisca asomándose amenazante por la ventana, como si de un diluvio purificador se tratase, dispuesta a borrar del mapa de los EEUU todo resto de su afrentosa historia reciente.

    El Tarantino más maduro posible, dentro de su innegable condición de niño eterno, nos regala este intrigante y maravilloso western, en un ejercicio de estilo aún más perfeccionado, con más sangre y sesos desparramados por el suelo que nunca. Solo quedan dos. No se las pierdan.
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