Esta película narra las peripecias de un periodista-escritor que acompaña a un escritor durante unas semanas, mientras hace la gira por diferentes ciudades de USA de presentación y lectura de un libro que acaba de escribir. Y está basada en el libro, “Aunque por supuesto terminas siendo tú mismo” (https://cadasegundoajeno.blogspot.com/2019/08/alrededor-de-dfw-ii.html)
que este periodista-escritor publicó al respecto.
El escritor es David Foster Wallace y la novela que presenta es “La broma infinita”,(https://cadasegundoajeno.blogspot.com/2019/08/alrededor-de-dfw-iii.html)
En realidad esta película es un dueto de interpretación magnífico. Podía haber quedado el film como un reflejo de la gira de un escritor presentando el libro o podía haber sido una reflexión de lo que es la literatura y sus medios de publicitarse hoy en día, pero es el retrato de un personaje extremadamente atractivo en lo variado y complejo de su personalidad que seguro en el futuro dará más que hablar y eso que ha dado mucho.
David Foster Wallace realizó esta gira en 1996, justo recién salida la novela que deslumbró a todos los medios literarios norteamericanos junto al periodista-escritor David Lipsky. En el 2008 se suicidó. A los 46 años, en plena carrera hacia el estrellato y más allá. Quizás el Nobel.
Pero no importa si el personaje de la película refleja fielmente todos los vericuetos por los que se mueve el escritor, si se parece el actor Jason Segel físicamente a DFW, si las cosas que se dicen se dijeron, nada de eso es importante, aunque parezca extraño, porque la interpretación del personaje es tan concienzuda, tan determinante, tan justa y elaborada, que el que haya existido o no en la realidad es anecdótico. Juzgamos una película, no una vida. Juzgamos la creación de un personaje, no si existió o no. Como contra peso a la poderosa personalidad del escritor está la interpretación del personaje secundario que a mi modo de ver hace lo justo para que la historia quede grabada de manera más auténtica y aquí como en el personaje del escritor, lo de menos es si este periodista que interpreta Jesse Eisenberg se parece a David Lipsky o no, lo importante es que crea otro personaje que armoniza perfectamente con el de Jason Segel. Quizás menos lucido, menos atractivo pero el marco ideal para contemplar la compleja personalidad de este DFW de la película.
Seguro que hay mucho de estas personas en estos personajes y seguro que no habrían existido de no existir el libro pero no es nada necesario conocer la obra literaria de DFW ni haber leído el libro de David Lipsky para disfrutar de la película y de la historia de un ser humano complejo que se mueve entre el exhibicionismo y la timidez más absoluta, entre la genialidad creativa y la torpeza del ser cotidiano que vive a la vuelta de nuestra esquina. En un país que ya de por sí es literario, extravagante, inhumano y fascinante, como es USA.
Excelente trabajo de dirección y de guión que recoge fielmente lo que se intenta plasmar en el libro.
Sin olvidar que la densidad del personaje y la riqueza de sus creaciones seguramente han servido de inspiración a todos los que se acercaron a él y pudieron disfrutar de sus puntos de vista, sus juicios y sus reflexiones. Un creador que enriquece sólo con su proximidad.
David Lipsky, en el libro no se cansa de admirarlo y darle las gracias por esos días que compartieron. En la peli se refleja constantemente. Seguramente James Ponsoldt también se siente agradecido por haber puesto a su alcance material de tanta riqueza. Es decir, seguramente, todos planetas girando alrededor de un Sol que deslumbro hasta que se quemó.
Nos quedan sus libros, sus “youtubes” y sobre todo su sensibilidad e inteligencia para intentar explicar este mundo del bienestar y el confort que suavemente nos mata con su canción. Él intento desenmascararlo. Le costó la vida. Nos dejo sus libros.
Una recomendación, un recorrido: Ver la película como si fuese un personaje inventado. Leer el libro de entrevistas. Ver algún Youtube del escritor, hay muchos. Y después leer sus libros. Dejar para el final “La broma infinita”, o si no, correr el riesgo de quedar ahíto por unos meses. Y ya no volver a ver la literatura de la manera que se ha visto hasta ese momento.