¡Este chico cambia más pronto de trabajo que de camisa!, de atento estudiante a reponedor de supermercado a futuro astrónomo físico a expendedor de bocadillos a alto ejecutivo en ventas a conserje en laboratorio astronómico a vueltas con la cocina en un fast food a..., esperar que el universo le muestre esa estrella brillante que le ilumine e indique el camino hacia donde encarar su vida mientras va dando tumbos del primer gran amor al segundo, en aspecto de amiga incondicional, a un tercero con él mismo donde por fin se detiene a quererse, realizarse y dejarse de perseguir fantasmas que se lleva el viento y no aportan nada excepto dolor a la gente involucrada y tiempo vacío y perdido al confuso protagonista.
Porque empieza muy floja, la típica ñoñez infantil y vomitiva de enamoramiento a primera vista que solapa su inteligencia -y la tuya, hay que decirlo-, le convierte en pelele de mirada boba y discurre cual ciego perro fiel que sigue a su dueño sin pararse a pensar para, tras esperada ruptura de manual de libro, aparece la siguiente candidata y se inicia su transformación caótica de cambio de traje y chaqueta y personalidad variada de alguien evaporado y desaparecido que no sabe dónde va ni cómo adquirir consistencia sólida que le ayude a formarse, es decir, un mensaje decente y válido de fondo revestido de mucho cliché romántico y pasos repetitivos de memoria consabida y, una visión facilona y gratuita en su exterior que estropean lo que es en realidad su gran fundamento, la búsqueda personal de uno mismo para consigo y su propia felicidad.
Formato estético para gustar a débiles demandas de superficialidad, disfrazada decoración de drama existencial sin más, simpatía, trivialidad y suceso de gracia a escena igual de inferior para pasar el rato mientras sigue la escala programada de pérdida de amor, vacío agónico, búsqueda de ayuda, amiga/futurible candidata para romance para, tropezar con la misma piedra y repetir el tormentoso círculo, un volver que esconde esa incógnita de refugiarse al amparo del camino andante de los demás porque todavía no ha encontrado el suyo ni tiene valor, energía, motivación o agallas para descubrirlo.
Esta estrella brillante que aún no ha encontrado su luz para brillar gusta y entretiene, ameniza sin grandes complicaciones ni pesadez de una profunda mirada cognitiva, ligereza y fluidez, cordialidad que decora con simpleza y sencillez, armas de movimiento en un trabajo ameno que podía aspirar a más interior consistente y mayor sensatez en sus débiles andares, conforme avanza se vislumbra un poco de esa fuerza digna que pretende mostrar pero ofuscada en demasía por banalidad de venta innecesaria.
Prototipo de dulzura, banalidad y nimiedad que adquiere resistencia y armonía adulta conforme rueda, un sensible y complicado madurar que se percibe con demasiada escasez e irrelevancia pues, no es una más de las muchas tontas películas románticas cuyo objetivo a la vista, sólo es, recuperar a la chica y nada más, sólo que, duda a la hora de marcar y definir su ruta con acierto, esmero y coherencia.
¿No se lo que quiero?, pues prueba un poco de todo hasta que la desmadrada degustación te asfixie y colapse y te tomes un descanso de tanto variado sabor pero, en el fondo igual/más de lo mismo, por carencia orientativa de tus papilas gustativas..., más o menos lo que encontrarás aquí pero con torpeza receptiva y difinición poco hábil en la relación comunicativa espectador-protagonista.