Emma Stone y Steve Carell están soberbios en este biopic ambientado en los 70 en el partido de tenis entre una tenista profesional y un ex tenista. Tanto la fotografía como la puesta en escena reflejan perfectamente la época, es un ejercicio de recreación más que notable, y la historia es entretenida... Pero no lo suficiente, por momentos te desconecta y no pasa de ser una película correcta. Le falta chispa para enganchar al espectador y no soltarlo