En un principio se dijo que se iba a filmar en Oaxaca y la ciudad de México, pero Greenaway se decantó por rodar en Guanajuato (México) y Rusia.
La idea comenzó a rondar la cabeza del director cuando éste fue el invitado de honor al Festival Internacional de Cine de Guanajuato, en 2009.
Se proyectó en la 65 edición del Festival Internacional de Cine de Berlín.