“Cemetery of Splendour” es un perfecto ejemplo de la poliédrica naturaleza argumental con la que el director tailandés diseña sus estructuras narrativas. El enigmático mundo espiritual: un universo habitado por fantasmas que se sientan a la mesa de los humanos y hablan de lo humano y de lo divino. Apichatpong bebe de las fuentes de la tradición popular tailandesa y del misticismo animista, y lo hace sin un ápice de dogmatismo: huye de las pretensiones discursivas y moralizantes. Tal vez, y esto es una opinión mía, su cine sea un debate intelectual interno entre la atávica herencia religiosa recibida (que aun sigue impregnando la sociedad asiática actual), y las nuevas formas del pensamiento filosófico contemporáneo. El director respeta las tradiciones de ese universo espiritual y las humaniza: trata con la misma condescendencia a los hombres que a los dioses. Reseña completa en: