Película basada en hechos reales e inspirada en un artículo de Vanity Fair, donde se revelaba la historia de un químico que fue despedido de su empresa tabacalera, por denunciar en televisión la existencia de sustancias que provocaban adicción.
Este es el segundo encuentro en las pantallas del director Michael Mann y Al Pacino. Ambos ya habían trabajado junto en Heat.
Para interpretar a su personaje, Russell Crowe engordó más de 20Kg. El actor pesaba 110Kg durante las grabaciones.