Crítica de SensaCine.com para No crezcas o morirás (Don't Grow Up): ¿Quién puede matar a un adulto?

Aunque en realidad se trate de una co-producción con España rodada en tierras tinerfeñas, siempre es buena noticia la llegada de una película de género con marca francesa. Quizás por ser el país que acuñó aquello de la política de los autores en los años cincuenta, el cine fantástico y de terror más festivo ha sido una rara avis en el país vecino. A finales de la década pasada, títulos como Martyrs, À l'intérieur y Frontera(s), intentaron revivir la llama del terror con bemoles, pero la cosa se quedó en un brindis al sol. Solo los directores de la segunda, Alexandre Bustillo y Julien Maury, consiguieron labrarse una carrera con algo de solidez tras aquel mini-boom. El caso es que No crezcas o morirás es la nueva propuesta del tándem creativo galo compuesto por el director Thierry Poiraud y la guionista Marie Garel Weiss, un par de nombres que ya habían visitado el género anteriormente con resultados discretos (Atomik Circus, Goal of the Dead). Su nueva propuesta no supone una mejoría. De hecho estamos delante de un producto sin alma que une de forma mecánica el terror adolescente con el cine de infectados.

No crezcas o morirás presenta una serie de referentes copiados y escupidos con poca gracia: las nieblas de Carpenter y Darabont, 28 días después... de Boyle, el remake de The Crazies y ¿Quién puede matar a un niño? de Narciso Ibáñez Serrador. Poiraud y Garel Weiss son capaces de mantener algo de tensión durante los primeros treinta minutos del filme –un grupo de jóvenes recluidos en un centro de menores descubren al amanecer que han sido abandonados por sus cuidadores-, pero el interés decae cuando se descubre todo el pastel; una epidemia de rabia que convierte a los adultos de una remota isla inglesa en asesinos. Lo que sigue es una retahíla de lugares comunes y una serie de personajes estereotipados sin enjundia –el caso de los femeninos es de juzgado de guardia, meras comparsas de los machos alfa-, que se traducen en una alarmante anemia narrativa. Todo, eso sí, muy bien fotografiado y echando mano del formato panorámico; la película tiene una factura visual vacía de significado pero impecable a nivel técnico. Un buen envoltorio que no es suficiente para remontar el vuelo.

El tándem galo se queda a medio camino de muchas cosas. La película podría haber funcionado si las dosis de gore y violencia fueran más generosas, si la apuesta hubiera consistido en un survival post-apocalíptico con nervio, frontal y verbenero. Pero no es así, No crezcas o morirás está más cerca del fantastique español reciente menos inspirado (Summer Camp, [REC] 4: Apocalipsis, Fin), que de la nueva ola de directores franceses que hace unos años intentó revivir el cine de género en su país.

A favor: su primera media hora

En contra: la poca sangre que tiene todo el conjunto