Crítica de SensaCine.com para Entre amigos: Marejadilla emocional

Cena de amigos (2009), Barbacoa de amigos (2014) y ahora ¡Entre amigos (2015)! No cabe duda de que la comedia francesa prefiere la compañía a la soledad, aunque con la multitud siempre aparezcan los problemas y las rencillas. Aquí el escenario de las sonrisas y los dimes y diretes es un estupendo barco en el que tres amigos y sus parejas (Auteuil-Doutey, Berléand-Breitman, Jugnot-Gélinas) embarcan rumbo a Córcega. La intención es celebrar las bodas de oro entre los colegas, pero en vez de fuegos artificiales el horizonte les sorprenderá con una tormenta emocional de celos, antipatías y rencores acumulados con el paso de los años. Nada demasiado nuevo bajo el sol al menos en el terreno de este género en el cine galo, demasiado proclive en los últimos años a este tipo de relatos desde que Pequeñas mentiras sin importancia (2011) hiciera fortuna entre el público francés e internacional.

En el cine del país vecino, como en Hollywood o cualquier industria, también saben que si una fórmula funciona, mejor no cambiarla. No obstante, quienes confíen en Olivier Baroux al timón para zarpar hacia los claroscuros de la amistad deben saber por adelantado que lo de la tormenta emocional no es tal, más bien una ligera marejadilla, apenas un vaivén.

Poco movimiento, así pues, en un trabajo que se apoya en un trío protagonista más caricatura del estereotipo del sesentón que otra cosa y en un guión trufado de chistes reiterativos sin mucha gracia. Habrá quien lo considere un entretenimiento ideal para esta época del año, pero ciertamente uno espera más de la comedia francesa.   

A favor: La elasticidad de la fórmula ‘rencillas de amigos’.  

En contra: Los protagonistas no están ni bien definidos ni bien interpretados.