No sé si han sido mis bajas expectativas, que preparándome para el encontronazo con un trabajo mejor de Allen, me habían predispuesto para algo peor (estilo “Magic in the Moonlight”, 2014) o si ha influido que por fin haya podido ver, por primera vez en el cine, una película en VOSE, pero “Irrational Man” (2015) me ha parecido una película fantástica.
Woody Allen nos narra la historia de un famoso profesor de Filosofía, Abe Lucas (Joaquín Phoenix), que llega a un Campus nuevo para dar clases durante el verano. El romántico profesor, atormentado tanto por su pasado como por su propia existencia y dependiente del Whisky de Malta, tropezará durante su autodestrucción con Jill Pollard (Emma Stone) una brillante alumna de su clase.
Nuestros protagonistas, complejos, interesantes y estupendísimamente interpretados, son uno de los puntos fuertes de la película. Joaquín Phoenix se saca un recurso interpretativo nunca visto hasta la fecha: su barriga cervecera, y Emma Stone sigue siendo esa niña pelirroja pegada a unos ojos verdes llena de talento.
Destaca el tono intermedio entre el thriller y la comedia negra, evocando a “Crimen y Castigo” de Dostoievski, y un guión pensado, calculado y escrito con la finura y el tesón del que es una leyenda viva en esto del séptimo arte, donde cada línea rezuma reflexiones filosóficas e inquietudes propias de todo ser humano: la búsqueda del sentido de la vida, la verdadera razón de la moralidad, el peso del azar o la muerte. Todos estos elementos consiguen crear una historia cojonuda, donde los ya típicos paseos y las charlas iniciales dan paso, casi de manera inesperada, al acto criminal, y posteriormente al desarrollo de sus consecuencias. El azar, como ya hiciese en “Match Point” (2005) vuelve a hacer acto de presencia para redondear el film. Cuando el director americano acierta de este modo, te alegras de que nunca se canse de rodar y desarrollar sus maravillosas ideas.
Por poner algún punto negativo, he echado de menos un par de cosas. La primera, un poco más de humor en algunas situaciones cuyo disparate lo pedía a gritos, y la segunda, algo de silencio, ese silencio que vale oro en las obras de teatro. Si bien es cierto que el abuso de la voz en off, en este caso, está más o menos justificado si analizamos en frío la personalidad de nuestros protagonistas, incapaces de detener en ningún momento el embrollo que causan sus ideas y conjeturas.
Para terminar, y poniendo de manifiesto que el azar rige en ocasiones nuestras vidas (lo encontré anoche de casualidad después de ver la película) os dejo un texto de Jose Luis Sampedro que a Abe Lucas le habría gustado mucho:
“…en cuanto a la dignidad, precisaré ante todo que por ello entiendo el talante y el comportamiento que dan sentido humano a lo que la vida arroja sobre nosotros. No podemos evitar la agonía, ni la desgracia, ni el súbito enriquecimiento, ni tantas cosas buenas ni malas, como no podemos evitar situaciones en las que hemos de tomar una decisión entre varias posibles. Pero sí podemos afrontar todo esto convirtiendo lo azaroso en algo insertable en nuestra biografía, congruente con lo que somos: casi me atrevo a decir, como si naciese de nosotros lo que nos ha sobrevenido.
Hacerlo nuestro, desprendiéndolo del azar, como algo que «tenía que sucedernos», es hacer lo humano. Para mí eso es la dignidad. Con ella somos casi creadores –incluso aprovechando lo imprevisto- de ese «hacerse lo que se es» en que consiste vivir…”
PD: No dejéis de ir al cine en VOSE si tenéis la oportunidad, disfrutar una actuación con todos los matices que ofrece la voz original es maravilloso.