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    Frente al mar
    Críticas
    3,5
    Buena
    Frente al mar

    Imágenes del pasado

    por Israel Paredes

    Frente al mar comienza con la llegada de la pareja formada por Venessa (Angelina Jolie) y Roland (Brad Pitt) a una pequeña localidad costera francesa; y termina con su marcha. En ambos momentos suena Jane B, canción compuesta por Serge Gaingsbourg y cantada por Jane Birkin. Y, por supuesto, durante todo el arranque de la película, con el coche acercándose a su destino, no se puede evitar pensar en otras películas de parejas extranjeras –norteamericanas, diríamos- paseando sus miserias matrimoniales por Europa.

    En Frente al mar Angelina Jolie parece alejarse de sus dos anteriores películas como directora, En tierra de sangre y miel (2011) e Invencible (2014), en cuestiones temáticas y visuales, si bien la segunda pasó por tantas manos en diversos momentos que es complicado saber que queda en sus imágenes de Jolie en tanto directora. En cualquier caso, Jolie gira con respecto a ellas y, también en calidad de guionista, productora y protagonista, da forma a una película que remite a un época –comienzo de los setenta, aproximadamente- y cuyo carácter fronterizo sirve a la cineasta para analizar la situación de un matrimonio en crisis enfrentado entre sí y, poco después, a una pareja joven, Lea (Mélanie Laurent) y François (Melvil Poupaud), quienes se presentan como su reflejo en el pasado. Idea que Jolie potencia con un agujero en la pared que sirve para expiar a la pareja a modo de pantalla para contemplar un pasado que se fue para ellos pero, a su vez, como una suerte de antídoto para su situación actual.

    Con un gran cuidado en la construcción de las imágenes, jugando con los reflejos y los detalles, Jolie crea una narración fragmentada, que abusa demasiado de unas líneas de diálogo en muchos casos innecesarias o redundantes, pero que en conjunto persiguen dar forma y sentido a un sentido de ánimo y su evolución. Por supuesto, es fácil, y bastante simplista, el ver en Frente al mar ecos de cierto cine europeo de la época –aunque hablar de Antonioni…-, pero lo cierto es que, con sus defectos, la película busca su personalidad dentro de las referencias, y, ante todo, apuesta por una forma de narrar que es, aunque pueda no parecerlo, contemporánea. No cabe duda de que persiste algo de exhibicionismo actoral en la pareja Jolie/Pitt, y que, de ser otros actores, quizá no habrían sido tan atacados, pero esa cuestión acaba incluso favoreciendo a sus personajes, pues absorben ese posible ego de una pareja que representa una época que se acaba, frente a la otra pareja, que se abre hacia otro tiempo. Y en esa coyuntura, se establece un juego de deseo y envidia que la atmósfera sombría, casi lúgubre, de las imágenes, transmite a la perfección. Una película, en definitiva, muy ambiciosa, para lo bueno y para lo malo.

    Lo mejor: Los actores, la música de Yared, y el riesgo de la puesta en escena.

    Lo peor: Lo fácil que resulta atacarla sin molestarse en buscar algo más. Y muchos diálogos que en muchos momentos resultan intrascendentes.

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