“Y digame ¿qué tipo de persona se considera usted? Una persona normal..., aquella que tiene un trabajo, una casa, una pareja, aficiones, vida social, vida familiar y que es feliz”, alega una protagonista, Leticia Dolera, también directora y guionista, que sabe expresar con simpatía e ingenio, gracia y curiosidad esas cuestiones diarias, pensamientos taciturnos que nos atormentan y acechan a cada momento, según minutos y segundos del día.
Espléndido y esmerado trabajo, de resultado gratificante, para ser su primer intento pues con modestia, buen humor, ligereza y activo ritmo, que desciende en ocasiones para remontar vuelo y regresar a la senda de la sonrisa amable y cariño grato, se gana a la audiencia con su osadía, destreza y carácter de narrar lo normal siendo diferente y único.
“¿Por qué quieres ser normal?”, si no lo eres, si yo no quiero serlo, si esa mayoría que se incluye en dicho catálogo tampoco lo es, si sólo finge serlo..., estilo por alternancias escénicas, comicidad lograda por intervalos, bonanza como estructura media y encanto como estandarte de liderazgo, la susodicha cabecilla demuestra mucho arte, carácter y potencia en la presente muestra, con tendencia obvia de seguir haciendo buenas propuestas y sugerencias en el futuro.
Esta primeriza en la directiva y escritura, más veterana en la interpretación, presenta todo un convencionalismo romántico con originalidad de pasos y delicia de retratos, una fotografía humana de la sociedad y las personas que destila buen rollo, gusto y acierto de atrapar y deleitar a la audiencia sin presentar nada nuevo.
“¿No tienes nada que te disguste?, pues que suerte”, no te equivoques, no es azar, es inteligencia de saber hacer las cosas, cómo llevarlo a cabo y de rodearse de acertados secundarios que forman un conjunto ameno, cordial, con algún bache por el camino pero, en redondo, una satisfactoria andadura que merece todos los halagos y alabanzas vertidas hacia ella pues entretiene con facilidad, te hace pasar un rato agradable con sencillez, te alegra la velada sin apenas notarlo y tus labios están en constante tendencia a la moderada risa introvertida, junto a un estado corporal confortable y jovial y un espíritu contento gracias a un argumento agudo, que con perspicacia ofrece una lectura social gustosa y divertida, ocurrente y mañosa, que por momentos pierde fuelle, pero recupera su ave fénix para seguir danto alto y claro sus diestras notas.
Requisitos para ser una persona normal, “¿esta lista es fiable?, creo que no”, así que trabaja de galleta de perro, vive con tu madre y hermano, se la samurai, mira culebrones con la abuela de tu amigo y deja de engañarte y muestra quién eres, invéntate a cada paso pues no hay marcada ruta y elige según emociones y apetencias, pues éstas no se equivocan, y las listas son para mercadona ya que, cuando te miras al espejo, sola con tu reflejo estás, y de nada sirven la falsedad, aparentar o simular la dicha, pues de tanto perseguirla, no has sido capaz de apreciar que ha estado a tu lado todo el rato.
La felicidad, objetivo a alcanzar por todos, no necesita de tantas complicaciones pues, el acceso a ella es más simple de lo que creemos.
Excelente sorpresa que te deja con fantásticas sensaciones; cuando la materia es buena, se observa en el proceso y resultado.
Habrá que estar atento a la próxima idea, fresca y rítmica, de ¡esta chica!