Se esfuerza TANTO por mantenerse en ser una adaptación, huir del género y abstenerse de juzgar la locura más allá del propio psique, diálogo y reacciones de los personajes que, viéndola en perspectiva, es hasta admirable que exista una rara avis de este tipo.
Es ese mismo juego el que nos hace verla como suspense y no como lo que es si lo piensas friamente, una película sobre un serial killer en el que descubrimos cómo se disipan todas sus posibles desafíos morales, como quien pasa de prueba en una gymkana.
Una dirección como Wilder manda, en la que la cámara no se nota. Con un elenco de lujo y localicaciones lo más asombrosas y vistosas posibles. ¿Con los años pierde mucha fuerza la historia en sí de la manera en la que nos la quiere mostrar la película? No seré yo el que lo niegue, pero al final siempre quedan las lecturas e intenciones de la novela original, que de mejor o peor forma, aparecen. Con lo dicho anteriormente, todavía prevalece como punto de referencia en la historia, paradójicamente, si queremos hablar de películas de ciertos géneros.