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    The Lady In The Van
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    3,0
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    3 Críticas del usuario

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    ..PICARD..
    ..PICARD..

    46.516 usuarios 1.129 críticas Sigue sus publicaciones

    1,0
    Publicada el 7 de junio de 2020
    Estos de la distribuidora Vértigo poseen la viciosa costumbre de dejar el título original sin traducirlo
    al español. Es que son muy "cultos" y se creen que los demás también lo somos. ¿Tan difícil era poner
    en el cartel "La dama de la furgoneta"? Pues como esta, casi todas las de ellos. Os deseo suerte,
    Vértigo, y que no os pase lo que a González Macho con su Alta films. En cuanto a la película, una historia
    en el Londres de los 70 sobre la vejez y pobreza que ni fu ni fa, por más que se empeñen los maduros
    especialistas cinéfilos. Lo mejor, Maggie Smith. .FLEMÁTICA. .1 sobre 5. ..PICARD..
    Beatriz López Velasco
    Beatriz López Velasco

    97.053 usuarios 455 críticas Sigue sus publicaciones

    3,0
    Publicada el 22 de octubre de 2016
    [...] La historia es muy ingeniosa y sorprendente por ser (más o menos) real, está contada en un tono de humor negro con ese ácido toque inglés y fue rodada en los alrededores de la antigua casa de Bennett en Camden Town. Alan Bennett como personaje, se desdobla en dos versiones de sí mismo, por un lado el escritor y por otro el hombre, manteniendo así conversaciones consigo mismo llenas de sarcasmo sobre lo que debería hacer y lo que realmente hace. Su extraña relación con la señorita Shepherd le sirve para redimirse de su comportamiento con su propia madre, que padece demencia y a la que no visita con frecuencia.
    El mayor atractivo de la película es ver a Maggie Smith desplegar todo su talento, una interpretación que le valió ser nominada como mejor actriz a los Globos de Oro y a los BAFTA. Su personaje es malhumorado, antipático y nunca se muestra agradecido con los vecinos de la calle que la soportan gracias a ese talante inglés tan característico. Sus escenas con Alex Jennings tienen momentos preciosos y también gran cantidad de humor ácido e irónico. El actor Alex Jennings hace una excelente recreación del escritor Alan Bennett que tiene un cameo al final de la película. El resto del reparto lo componen Jim Broadbent, como el tipo que acosa a Miss Shepherd, James Corden como uno de los vendedores del mercado, Dominic Cooper es un actor amigo de Bennet y Frances de la Tour una de las vecinas del barrio.
    Curiosa historia real que resulta divertida y emotiva gracias a la maravillosa interpretación de Maggie Smith.
    Lourdes L.
    Lourdes L.

    130.111 usuarios 920 críticas Sigue sus publicaciones

    2,0
    Publicada el 27 de abril de 2016
    Atemperado ingenio británico.

    “En su mayor parte verdadera”, en su mayor parte poco interesante porque, aprecias y valoras, por encima de todo, el magnífico trabajo de Maggie Smith, su afianzado logro como gran conductora de toda la trama pero, no hay nada más que apetezca; ni siquiera sus buscados diálogos, intercalados con esa ironía aguda y burla seca y sarcástica, que dice verdades dolientes como quien no quier ala cosa y que tanto gusta a los ingleses -expertos en manejarla con talento y gracia- tiene el don de extraerte de una somnolencia llevadera con ese conformismo de quien empieza un relato, trata de hacerse eco de su cariño y encanto relatado, de saborear su humor agrio, tirando casi a negro -lo dejamos en azul oscuro pues, el amarillo chichón de su furgoneta sería valorarla en exceso-, pero no logra más que una indiferente mirada por una desolada anciana, de mente ida, que paga en vida el error de un momento aciago.
    La inspiración puede que le llegara a Nicholas Hytner de una noticia del telediario o de un sensacionalismo del periódico y, a partir de ahí, a idear la personalidad y vocablo demente de una anciana que dice improperios mientras molesta, y mucho, a unos dóciles y comprensivos vecinos que van de benefactores, cuando en realidad querrían deshacerse de ella y que se largara a otra parte; ambigüedad en la que no entra ni perfora, únicamente la usa en sus vis cómica como querido acicate de un guión que no va sobrado de estímulos, más bien lo contrario, carece de atractivo por no inmiscuirse en temas serios que deja correr, como la homosexualidad encubierta, la culpa emocional, la maldad amable, la hipocresía de la gente, la inutilidad de los servicios sociales, el caro precio de tender una mano, lo barato de mirar a otra parte..., y simplemente dibuja un bufón escenario, que cuenta con su dosis de tragedia y misterio no resuelto pero, cuya exposición es tan leve y poco fructífera que, realmente te da igual si se llama Mary, Margaret o ¡es la virgen María a la que tanto reza!, te has convertido en uno más de ellos; pasas por su lado, miras, pero sigues por no estar interesado.
    Locura graciosa, bondad dramática, sentencias ácidas y una gran interpretación de su actriz protagonista, todo valorado con conciencia plena de su existencia, aunque sentido con ese mínimo apego de un contacto superfluo.
    Porque el espectador es de los que le ofrece un abrigo o le lleva comida, pero nunca le ofrecería aparcar en su plaza de garaje pues no siente tanta devoción, estima, tristeza, alegría o curiosidad por ella; de hecho, cuando finaliza y se resuelve el enigma de su caótica vida, como que tampoco es una lindeza suculenta o apetecible de ser oída.
    Todo es ligero, superficial y devaluado en este diseñado relato; bonita y cándida, suave y afable son sus estandartes, la cizaña que se oculta tras tan idílicos sentimientos, olvido que se posterga, por no ensuciar la blancura inocente de su tomada postura.
    “Sólo necesito el aire”, necesitas mucho más, querida, un guión más puñetero y afilado en su perspicacia, que no deje caer bombas fétidas que no huelen apenas sino, que éstas provoquen ese estruendo, caos y alboroto mareante que invite a sentarse y participar de la cena, no ese simple observar inerte de quien no tiene apetencia por degustar la misma.
    Calidez que no abriga, sarcasmo que no embruja, llana e intrascendente en su simpatía y carisma; sin química entre ellos, sin conexión con el espectador.
    Sin aceite ni sal, únicamente verdura hervida.

    Lo mejor; y único, Maggie Smith.
    Lo peor; su beatitud nada incisiva.
    Nota 5,6
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