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    Dos buenos tipos
    Críticas
    5,0
    Obra maestra
    Dos buenos tipos

    Funkytown

    por Marcos Gandía

    ¿Me estás diciendo que por una vez lo importante de una película porno es el argumento?, se pregunta en voz alta uno de los protagonistas de esta desacomplejada, maravillosa, divertida, cínica y lúcida serie negra tan clásica y respetuosa con el género como innovadora. Con el añorado aspecto no ya de una película setentera de/con detectives o ambientada en las criminales e interminables calles de Los Angeles (Hollywood incluído), esa ciudad que recorrió un desencantado y cínico Philip Marlowe, sino del cine pornográfico con argumento que eclosionó y se popularizó en esa irrepetible década (y que es el macguffin de una compleja investigación), el último trabajo de Shane Black es el sustrato político, social, cultural y cinematográfico de aquellas aventuras noir del lúbrico John Holmes. De hecho, Dos buenos tipos es una lúbrica ensoñación, asimismo perspicaz y muy crítica dentro de su aura de nostalgia, de ese espíritu pulp de tercera que las películas para adultos tenían cuando tomaban como excusa para la mera sucesión de coitos los relatos hardcore de Mickey Spillane.

    Un polvo esconde la clave de algo más profundo, de raíces más hundidas en otros lodos, lo que emparenta al largometraje con la seminal pero ya homenaje y reconstrucción de tipologías Chinatown de Roman Polanski. Shane Black jamás parodia o imita ese modelo en concreto o cualquier otro. No lo necesita. Le basta con reproducir ese arquetipo de la mujer desaparecida, de la hermana pequeña que en realidad es hija, o de la dama del lago que es más una de esas lujosas piscinas de una fiesta hollywoodiense. Y no necesita nada más que reunir a una pareja desparejada como antihéroes, la cual no busca el reflejo en su dibujo del citado Marlowe, de Sam Spade o de Mike Hammer.

    ¿Cuál es su inspiración? Pues ni más ni menos que Bud Abbott y Lou Costello, a quienes se cita directamente en la extraordinaria escena donde el personaje de Ryan Gosling descubre el cadáver del productor de cine X (que esconde además un cameo sin rostro), sacada directa y literalmente de Contra los fantasmas. Y quien dice Abbott y Costello dice Terence Hill y Bud Spencer, claro. Humor omnipresente (la química entre Russell Crowe y Gosling es pura alquimia) que no desvirtúa un retrato muy serie negra de la Norteamérica de los 70 (con el espectro de Nixon) y ya del fin absoluto de los sueños. Fiel al universo Shane Black (frases y diálogos para enmarcar, una niña de armas tomar y conciencia de los inmaduros héroes, la Navidad…), Dos buenos tipos es la meta dorada a la cual ha llegado el noir pasando por el Un largo adiós de Robert Altman, El gran Lebowski de los Coen y el Puro Vicio de Paul Thomas Anderson. Sí, el de Boogie nights.

    A favor: todo.

    En contra: que todavía haya gente que piense que Shane Black no es un autor de los pies a la cabeza.%MCEPASTEBIN%

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