Paradoja virtual
El mensaje que Cline y Spielberg parecen querer transmitir es que la virtualidad no es ni será jamás digna rival del mundo real (con su puntito de moraleja para los más jóvenes). Paradójicamente, la representación de su universo virtual es fantástica, lo mejor de la película: su comienzo no puede ser más potente, los videojuegos son espectaculares y técnica y visualmente es maravillosa, intachable. Sin embargo, cuando sus creadores pisan la realidad mundana que reivindican (una realidad en Columbus, Ohio, dentro de 27 años...), la narración pierde fuerza. La película entonces se vuelve pastelosa, ramplona, con ese estilo medio cartón piedra que Spielberg guarda para su público más teenager y que yo, desgraciadamente, no esperaba esta vez. Mientras el comienzo fue brillante, el final (la vuelta al mundo terrenal una vez solucionado el ensalmo de "Oasis") deja mucho que desear. La historia merecía un desenlace más currado, un tratamiento más profundo y un guión con más enjundia, pero los creadores optaron -imagino- por un Ready Player One "para todos los públicos" y lo siento, porque con todo el mundo no se puede quedar bien.
Lo mejor: la recreación de The Shining en videojuego. Lo peor: la dirección de actores (ni Ben Mendelsohn, un excelente actor, logra salvar a su pérfido Sorrento de ciertos momentos ridículos).
De todas formas, figurará en las nominaciones a diseño de producción, montaje, efectos, etc de los premios del próximo año. Pero, a sabiendas de que son productos muy diferentes, me quedo con el Spielberg de "The Post" o puestos a elegir, con el de "Minority Report" o "A.I.", sus mejores obras de ciencia ficción con el tema de la virtualidad, en mi opinión.