Infierno en alta mar
por Israel ParedesShim Sung-bo debuta en la dirección con Niebla, co escrita con Bong Joon-ho, con quien también elaborara el guion de Memories of Murder. Lejos de ser meramente anecdótico, las imágenes de Niebla rebelan, de principio a fin, la colaboración entre ambos a la par que suponen una magnífica carta de presentación para el debutante.
Niebla nos sitúa a finales de los años noventa. El capitán de un barco de pescadores, que cuenta con una tripulación de seis hombres, ve cómo su negocio se encuentra en peligro: el barco apenas se sostiene, la venta de pescado ha disminuido. Endeudado y sin demasiadas posibilidades, acepta transportar a un grupo de inmigrantes ilegales chinos a Corea. Después, vendrá la tragedia. Durante un breve prólogo de presentación, Shim Sung-bo nos presenta la situación mediante pinceladas, lo suficiente como para tomar conciencia de una situación límite que, no podría ser de otro modo, conducirá a una peor. El tono es distante, incluso amable. Mediante una puesta en escena milimétrica en la construcción de los encuadres, que se mantiene durante todo el metraje, el director mantiene la mirada desde una cierta frialdad objetiva que busca la exposición de los personajes y de la situación; después, una vez que los inmigrantes se encuentren en el barco, y con el comienzo de una historia de amor, introduce una mayor calidez al relato que, sin embargo, no es sino la antesala de la explosión del gran drama.
Así, Shim Sung-bo modula perfectamente el ritmo narrativo y la atmósfera de una película que nos encamina hacia un infierno físico que, sin embargo, es extrapolación de unas conciencias alteradas por la barbarie. Mediante un relato tan físico y corpóreo como interior y metafórico, la película nos introduce en un infierno en el momento en el que la tragedia asola al barco, con esa niebla que le rodea y que crea un marco magnífico, asfixiante, convirtiendo a los hombres en fantasmas en vida. Pero, a su vez, como metáfora de una crisis económica que conduce a la desesperación más inhumana, la película funciona perfectamente, como lo hace en el plano humano, mostrando a unos personajes cambiantes que, encerrados en un espacio sin salida y, además, rodeados de esa niebla que disipa los contornos físicos de lo que les rodean, acaban atrapados no solo físicamente, sino también de manera interna. Por sus actos, por sus consecuencias. De ahí que el cineasta juegue tanto con diferentes planos para, en cada momento, encerrar a los personajes: en ellos mismos, en el espacio que habitan.
Modulada de manera enérgica, la película resulta aterradora por los actos más crueles, porque resultan cercanos, llevando lo casi anecdótico a unos lugares que nos parecen demasiado cercanos hoy en día. La violencia física resulta hiriente, pero no tanto como algunos pensamientos, como esa sensación de que un hombre puede deshumanizarse de manera sencilla cuando ha perdido todo respeto hacia la vida y el cuerpo ajeno. Y así, lo que queda, es un fantasma, como el joven que al final, años después, cree ver a aquella joven a la que logró salvar.
Lo mejor: La segunda parte de la película, cuando el relato se vuelve más agresivo.
Lo peor: Aunque la historia de amor entre los dos jóvenes sirve de perfecto contrapunto, en determinados momentos parece algo forzada.