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    Lourdes L.
    Lourdes L.

    1.852 usuarios 101 críticas Sigue sus publicaciones

    3,0
    Publicada el 13 de septiembre de 2015
    Árabe de nacimiento/judío de adopción, compleja resolución cuando todos te recuerdan lo miserable de un lado/las alabanzas de la otra parte, cuando tu vida se complica o facilita según identidad elegida, cuando estás en medio de una encrucijada, cuando no es cuestión de política ni de religión, sino de ser práctico.
    Porque "a veces, sigo sin entender nada", porque es mi vida y porque quiero ser feliz en ella, porque no soy ningún héroe patriótico que deba demostrar nada, ni bandera o estandarte de nadie, porque soy yo, joven de ilusiones, dolor y esperanza, persona que siente, sufre, sonríe y padece, como tú, árabe, judío, hebreo, musulman o ninguno de ellos, porque es difícil verme si me cuelgas una etiqueta, porque no podrás conocerme si mi nombre te condiciona, porque quiero ser libre para ser individuo, persona que circula sin exclusiones ni soporta alusiones peyorativas, porque elijo la facilidad, comodidad de paso antes que la complicación, la rebeldía de la herencia recibida, porque debo eliminar a uno de mis hermanos de alma pues la sociedad no me permite la riqueza de la mezcolanza adquirida; elegir, no unir y compartir, erróneo dilema que duele, quema y dictamina.
    "Nuestra identidad es nuestro legado y no nuestra herencia, es nuestro invento y no nuestra memoria", mira hacia delante y construye, decide y camina, asume quién quieres ser y dónde dirigirte, entierra el pasado y goza el presente pues tus cientos-de-ahora conformarán ese legado futuro que dictaminará quién eres, quién has decidido ser, que concluirán tu identidad.
    Ardua decisión para un niño que no comprende que su padre sea frutero y terrorista, para un joven que no entiende el liderazgo familiar que se le asigna, para un adolescente a quien, la lucha política y su carga religiosa, de poco o nada sirven cuando convive y se fascina de presuntos enemigos a quienes gusta la música y el cine, con quienes ríe, sale de marcha y se enamora, cuando la separación deja de ser tan clara o tener suprema importancia pues estás con los colegas y la novia.
    Eran Riklis ofrece una relato, de producción israelí, de andadura pausada, tersa y silenciosa pero efectiva e impactante, incuestionable intervención y hendidura de tu razón, emociones y corazón, sencillez de movimientos, inofensivo proceder de duros y espinosos efectos irreparables que cautiva, sensibiliza y se consume con el placer de la digestión lenta, pero contundente y sólida, por la riqueza y sabiduría de lo servido y digerido.
    Tiene la inteligencia de que la cuestión árabe-israelí pase a segundo término siendo las personas, su experiencia, felicidad y supervivencia lo más primordial a tratar y observar, Jerusalem como centro físico de una hoguera, cuyo fuego, está en peligro constante de acechar y quemar los ánimos y deseos del protagonista.
    Veracidad situacional y credibilidad sentimental para una historia natural, discreta y gratamente asequible, narrada con moderación y modestia pero que sentencia con sobriedad y firmeza, consistencia para un honesto alegato al ser-o-no-ser que ¡ni Shakespeare hubiera imaginado! donde "yo sólo quería ser camarero" se convierte en una infranqueable barrera, humor dramático, que expresa verdades punzantes, para una inconexión que obliga a optar sin poder disfrutar del conjunto entero.
    Puede que se perciba desidia en la conformación de los personajes secundarios, cierta ternura y suavidad en su recta final, poco marcaje e hincapié en su telón de fondo religioso-político pero, ¡déjalo todo de lado!, pues lo importante es el ser humano, no lo es ni la herencia ni la memoria, es la invención de la identidad a partir de la cual se escoge ser, legado que se centra en el atractivo e interesante Yjad, ¿o será Jonathan?
    "Dancing arabs", novela de Sayed Kashua, árabes moviéndose en tierra ajena, infiltrados y a escondidas, señalado si alzas la voz, perseguido si osas levantar protesta, mísera cárcel cuando lo único que solicitas es que te dejen tener una vida, tan inquieta y soñadora como cualquier otra, que te dejen crecer y vivir como ser humano; disyuntiva que nunca debería existir ni darse.
    Dentro de su franca exposición, recomendable.
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