Bullying cibernético
El cine como agujero en la pared por el que mirar, como mecanismo destinado a mirones inconfesos. Ya Antonioni, de Palma y Coppola articulaban sus thrillers en torno a la figura del voyeur, a la vez que convertían al propio espectador en un fisgón ávido de información que no puede dejar de mirar para la pantalla, a pesar de que juegue de manera maliciosa con él. Tras años de agotamiento del found footage, Vigalondo abría una nueva era en este campo y se convertía con “Open Windows” en el Powell de “El fotógrafo del pánico” y en el Hitchcock de “La ventana indiscreta” del nuevo siglo. El escritorio de un ordenador como única ventana por la que cotillear en plena era de la sobreinformación y la sobreexposición en Internet.
“Eliminado (Unfriended)” supone otro paso más en esa nueva vía abierta por el realizador cántabro, con sus mismas virtudes y limitaciones, impuestas casi obligatoriamente por su propio formato y por la restricción del espacio donde transcurre la acción. Por supuesto, no deja de ser una idea atractiva que afortunadamente aún no se ha sobreexplotado, pero también el concepto multitarea que utiliza puede hacer que en cierto momento el espectador pierda de vista lo que está ocurriendo en pantalla.
Sin embargo, mientras que Vigalondo creía que más es mejor, lo que obligaba a hacer un acto de fe enorme para creerse su film, Levan Gabriadze apuesta justo por lo contrario. El director no complica excesivamente su propuesta con giros de guión y cambios de estilo constantes para evitar que el conjunto decaiga y confía en que las propias premisas argumental y formal hagan el resto, y es ahí donde acierta de lleno. El resto lo pone su creíble reparto, su buena dosificación de los sustos y la tensión –atención al momento batidora- y una duración ajustada. Y, por supuesto, su trama de venganza fantasmagórica, en la que ese mundo virtual en el que nos movemos diariamente se puede volver contra nosotros. Sólo en su anti climático desenlace, cuando ya abandonamos el que ha sido nuestro agujero al mundo exterior, se hace añicos la vertiente sobrenatural del producto, y con ello buena parte de su efectividad, y se opta por una más convencional y que de pie a una posible franquicia.
Pero en general, este efectivo thriller de terror y bullying cibernético ofrece un buen retrato no sólo del mal uso que se da a las redes sociales como herramienta de sobreexposición de nuestra vida diaria, sino también una acertadísima disección de una generación adolescente que edifica sus relaciones sociales sobre una base de mentiras, egoísmo e índices de popularidad. Una vida tejida en torno a unas amistades más virtuales que reales, y de la que “Eliminado (Unfriended)” se convierte en espíritu vengador. Porque buena falta nos hace.
A favor: lo bien utilizada que está la premisa argumental y formal, su buena dosis de tensión
En contra: su convencional final, que da pie a la franquicia