Brian Banks es uno de los jugadores de fútbol americano más prometedores del país. Su talento es tan irrefutable que tiene un acuerdo para jugar en una prestigiosa Universidad. Sin embargo, en 2002, es acusado falsamente de haber violado a una compañera. Banks recibe una condena de diez años de prisión y la obligación de registrarse como violador. Recurriendo a ese espíritu de lucha que le convirtió en un gran atleta, el joven hace lo propio para demostrar su inocencia y para demostrar que su camino hacia la NFL no ha acabado aún.