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    El extraño (Goksung)
    Críticas
    4,0
    Muy buena
    El extraño (Goksung)

    En lo profundo del bosque

    por Marcos Gandía

    Una de las experiencias más flipantes del pasado Festival de Sitges (y eso que hubo algunas más, caso de The Neon Demon, por ejemplo) vino, como suele ser común en los últimos años, de Corea. Podría decir que estamos ya acostumbrados a la apetitosa y generosa sensación de extrañamiento y descolocación de mucha de la producción surcoreana, pero afortunadamente no es así y uno puede verse (como es el caso de la cuasi magistral El extraño) sorprendido, rebasado y fuera de lugar, lo que, en unos momentos donde todo recuerda a otras cosas, donde la capacidad de sorpresa es casi inexistente, se debería premiar con una subvención… o con un estreno masivo que haga que todo el mundo pueda llegar a pasarlo de fábula con películas tan ricas en sensaciones, en bifurcaciones, en géneros…

    La manera en la cual El extraño (por cierto: ¿quién es ese extraño? ¿La criatura que se verá cuasi revelada o ese coral fresco de personajes a cada cual más friki?) comienza como un thriller de investigación criminal para ir, nunca mejor dicho, mutando en comedia de Juanito Navarro y Antonio Ozores (un ¡No hija, no! que acontece en un marco que podría ser el de la serie de M. Night Shyamalan Wayward Pines) y terminar en la fantasía terrorífica más absurda y reverenciable, es su mayor y ya casi inencontrable virtud.

    En otra de las viejas amigas de Sitges (ganó el primer premio), la asimismo coreana Memoirs of murder, el psychothriller iba asomando intermitentemente su cabeza entre una comedia pueblerina. En El extraño todo esto se lleva a una fase ya más radical: los géneros se van sobreponiendo, complementando de cara a hacer cosas que a David Lynch le permitían hacer en Twin Peaks, pero no tan desmadradas. Es verdad que hay mucho de lynchiano en ese humorístico y perturbador surrealismo, en lo marciano de un pueblo y un bosque que podrían ser únicamente los catalizadores de los pensamientos, deseos reprimidos, sueños y pesadillas de los moradores. Tan onírica como terrorífica, poco favor le hace este cronista al film con sus palabras: hay que verla, dejarse llevar sin ataduras o prejuicios por sus senderos que van del 'fantastique' puro al thriller de terror deteniéndose incluso en el 'weird nature horror' del añorado William Girdler.

    A favor: sus múltiples bifurcaciones y meandros.

    En contra: no entrar en su juego, nada racional y sí muy emocional.

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