[...] El guion de Bill Dubuque (El juez) tiene mucho potencial y resulta prometedor, un tipo aparentemente tranquilo a quien se le dan bien los números y peor relacionarse con otras personas, que parece llevar una vida anodina, pero cuando es necesario se convierte en un letal asesino. Sin embargo, la trama no termina de encontrar el foco en el que centrar su fuerza pues pasa del drama personal a la investigación criminal o a la acción espectacular y también tiene tiempo para la crítica social, el romance y el humor negro. Los giros del guion resultan unos más efectivos que otros, haciendo que no todas las piezas encajen con la misma solvencia.
Parece mentira que yo vaya a escribir esto, pero Ben Affleck (Perdida) se las arregla para captar y mostrar los matices que requiere el personaje resultando bastante creíble, esta vez su falta de expresión facial y su gesto solemne han jugado a favor de este personaje, una especie de súper hombre con diversas habilidades físicas y mentales pero incapaz de interactuar con soltura con otras personas, algo a medio camino entre Rain Man y Jason Bourne. No me extrañaría que esta fuera la primera película de una saga dedicada a este contable/asesino.
El resto del reparto está correcto, aunque se sienten algo desaprovechados, empezando por Anna Kendrick (Into the woods) que se limita a poner su habitual encanto, sorprendiendo su buena química con Affleck. J.K. Simmons (Whiplash) es el funcionario del tesoro empeñado en encontrar al contable; John Lithgow (El amor es extraño) el dueño de la empresa que tiene que auditar y la veterana Jean Smart (24) su hermana y socia. Jon Bernthal (Yo, él y Raquel) es uno de los sicarios que intenta eliminar al contable y Jeffrey Tambor (Transparent) el mentor de Wolff en la cárcel.
Interesante historia de violencia, engaño e intriga, pero sobre todo thriller de acción que a pesar de sus defectos resulta altamente entretenido.