Un Batman sin Batman
por Violeta KovacsicsSuele señalarse que Batman, el hombre murciélago cuya máscara esconde los rasgos del millonario Bruce Wayne, no es exactamente un superhéroe. De hecho, su mayor poder está en el bolsillo y en los años de entrenamiento, instigados por el trauma fundacional de presenciar la muerte de sus padres. Hace apenas unos meses, Ben Affleck se transformó en Batman en la película de Zack Snyder Batman v Superman: El amanecer de la justicia, una cinta (y un papel) cargada de polémica. En El contable, Affleck no interpreta a Batman, aunque su personaje, un héroe que sufre un tipo de autismo y que gana dinero a puñados gracias a sus dotes con los números, no dista tanto del hombre murciélago. Affleck es el Contable del título, un hombre al que todos buscan, que no duda en colaborar con criminales, pero que se rige por un curioso código ético. Para colmo, y como Batman, posee unas capacidades exacerbadas para la lucha, pues su padre le sometió a todo tipo de entrenamientos cuando era pequeño (al estilo, un poco, de aquel Ra's al Ghul de la primera entrega del Batman de Nolan).
Lo interesante de la película de El contable es el mejunje que propone, y el universo que construye. El contable se sitúa en un punto entre Jason Bourne, Batman y Una mente maravillosa. Se despliega como un thriller financiero, y la trama se dispara hacia diversas direcciones que van confluyendo: una empresa pide al protagonista que investigue unas pérdidas de dinero, una agente del Tesoro y su jefe investigan al misterioso Contable, los recuerdos del protagonista emergen constantemente en forma de flashback, y un experto en seguridad privada se entromete en la historia... A todo esto, una joven contable intenta establecer un vínculo con el poco empático protagonista. Este personaje, interpretado por Anna Kendrick (una actriz capaz de aligerar la más afectada de las películas), acerca inevitablemente a la comedia una película que flirtea con los tonos y con los referentes. La firma Gavin O'Connor (responsable de las excelentes Warrior y Cuestión de honor), un director ducho en el thriller y la acción con tintes dramáticos que, en El contable, crea, sin necesidad de recurrir a ninguna franquicia, un héroe atípico, que desconoce las emociones y que brilla por su intelecto.
A favor: El personaje y el universo que propone.