¿Quo vadis Europa?
por Paula Arantzazu RuizNo es demasiado complicado ver en la historia de Christian Zübert una alegoría sobre las tirantes relaciones entre Alemania y Grecia de los últimos años con motivo del problema de la deuda: Respira se atreve con el delicado material político que lleva un tiempo empantanando a la Unión Europea a partir de la historia de dos mujeres, una griega y la otra alemana, de esas dos Europas de velocidades opuestas y economías contrarias, incapaces de llegar a un punto medio de entendimiento.
Dos mujeres, dos países, y la desaparición de la hija pequeña de la mujer alemana a causa de un descuido de la chica griega que provocará la consecuente explosión dramática que Zübert, por su parte, decide poner en escena en un segundo acto donde cambia asimismo el punto de vista de la historia. Si la primera parte de Respira nos enseña el viaje hacia el norte de Elena (Chara Mata Giannatou), la joven griega, la segunda sigue a la germana Tessa (Jördis Triebel) en su periplo hacia Atenas persiguiendo a la chica helena. Es un dispositivo narrativo que hemos visto en otras ocasiones en la que se incide en el protagonismo coral de una historia (los primeros trabajos de Alejandro González Iñárritu o de Paul Haggis) y que aquí le sirve a Zübert para buscar la empatía del público a la hora de equilibrar los motivos y emociones que mueven tanto a una como a otra de las dos mujeres protagonistas. Ninguna de ambas queda retratada como ejemplo ético, más bien lo contrario, y aunque en ocasiones el cineasta apuesta por conducirlas hacia unas situaciones muy desesperadas que rozan lo sádico y lo maniqueo, el efecto pretendido funciona de manera eficaz en el marco alegórico en el que trabaja el relato.
A favor: Que una trama tan sencilla sirva para pensar algo tan complejo.
En contra: En algunos momentos las protagonistas se ven demasiado atrapadas en la estructura alegórica de la película.