Fede Álvarez llegó a los largometrajes pisando fuerte: un remake de la sangrienta “Evil Dead” con el beneplácito de Sam Raimi. Ahí es nada. Pero es que la jugada le salió tan bien, que de nuevo vuelve a unirse con Raimi para otra joyita del terror. Y no, no es “Evil Dead 2”, aunque sí recupera a su actriz principal. Juntos nos vuelven a meter el miedo en el cuerpo de una forma menos diabólica y más realista. Pues no hay mayor temor que al propio ser humano.
Tres delincuentes van a dar el golpe definitivo en una casa regentada por un ex soldado ciego. Pero todo se complica cuando el dueño del hogar hará todo lo posible por evitarlo.
Lo mejor que le puede ocurrir a un fanático del cine de terror es que salga de ver una película tensionado, acongojado y buscando un Lexatin. Y es exactamente lo que me ocurrió con “No respires“. Un ejemplo más de película de terror que con no mostrar prácticamente nada de sangre, puede asustar más que cualquier otra. Y eso en el cine de fantasmas está muy bien, pero en el buen slasher, como el que aquí tenemos, es muy difícil. Como bien reza el título, la película te mantiene sin respiración durante su hora y media y el suspense y el thriller que planea sobre ella, hace que no puedas apartar la mirada de la pantalla. Fede Álvarez, vuelve, con un maravilloso score de Roque Baños, a darnos un festival un sustos, de movimientos de cámara gloriosos, de secuencias aterradoras y sobre todo muchas ganas de hacer sobrecoger al espectador.
Podría parecer la versión adulta de “Solo en casa” (la trama es prácticamente la misma) pero lleva más el hilo de “La última casa a la izquierda”. La venganza, la ira del villano, su fuerza y su necesidad de proteger lo suyo a cualquier precio, hacen que “No respires” sea bruta, sea bestia, sea malrrollera, sea impredecible, sea estresante, y sea, verdaderamente, una joyita.
Lo mejor: que no baje el ritmo ni un momento.
Lo peor: la sensación de necesitar más.