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..PICARD..
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2,0
Publicada el 5 de junio de 2020
Un viaje sin regreso para un intenso dramón familiar extraordinariamente interpretado por el excelso plantel de la película, encabezado por Juan Diego pero que yo, ya no me encuentro preparado para visionar estas experiencias tan deprimentes. Es ópera prima y obtuvo un Goya. Seria, MUY SERIA. .2 sobre 5. ..PICARD..
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3,5
Publicada el 1 de marzo de 2018
Merecidísimo Goya a Nathalie Poza por un magnífico trabajo como hija de un estupendo (como casi siempre) Juan Diego en un retrato duro y entrañable de un encuentro paternofilial con motivo de una terrible noticia. Las a veces difíciles relaciones padre-hija en una buena y creíble película
1.654 usuarios
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3,5
Publicada el 4 de junio de 2017
Entraba en la sala con ganas de ver cine pero con el cuerpo cansado y con dudas sobre si aguantaría lúcido toda la película. Finalmente quedo atrapado, con un cuerpo que no tiene otra opción que estar en tensión ante un drama familiar que te golpea. Carla (una Nathalie Poza magnífica) vive en Barcelona, tiene una vida profesional de éxito y recibe la llamada de su hermana Blanca (una Lola Dueñas de altura) que vive en Almería. Su padre está enfermo terminal. El reencuentro de la familia después de una larga ausencia y en estas circunstancias provocará que se exteriorizen los mundos interiores de los tres personajes. Hay que decir que sólo por sus interpretaciones, con un Juan Diego magistral, vale la pena pasar por taquilla. De entrada parece que el director novel Lino Escalera nos hablará de la muerte y la forma de afrontarla. Acertadamente va más allá y nos dibuja un triángulo de personalidades ligadas a un pasado que se intuye, aunque no se explicita en ningún momento, tenebroso y conflictivo. Tres vidas que más bien son espectros que "van tirando" sin demasiado sentido ni voluntad de vivir en plenitud. Todo nos apunta que están los tres en una aburrida inercia y con una enigmática rabia contenida. La soledad, la incomunicación y la insatisfacción absoluta se van mostrando en situaciones bien ordinarias y domésticas. Conversaciones dentro el coche, silencios ante una TV que abruma al padre o discusiones cortas e intensas donde la razón no aparece en ningún momento. Lo que más llega a inquietar es hasta qué punto aquella sonrisa contenida no evidencia la proximidad personal y peligrosa a una forma de vida apagada y cargada de una amargura muy propia de la contemporaneidad. Técnicamente se transmite este desasosiego con cortes inesperados y fundidas a un negro perturbador. En cierto modo todas y todos somos fugitivos y miedosos. Que levante la mano quien no. Lo que ocurre en esta obra es que los tres personajes no tienen otro registro y esconden bajo una apariencia de normalidad toda una serie de frustraciones enquistadas que explotan en una carrera de despropósitos y excesos contradictorios. La película es una magnífica exageración que llega a dar miedo cuando algunas situaciones se acercan demasiado a la propia cotidianidad. ¡No, no!, seguro que no es el caso pero lo que sí que se consigue es sembrar la duda. (7,5 / 10)