[...] Hope Ann es una mujer desagradable, manipuladora, altiva y eternamente enfadada con el mundo que trata mal a todos los que se cruzan en su camino pues se cree mejor que ellos por haber ganado una medalla olímpica hace demasiado tiempo. El que se lleva la peor parte es su sufrido padre, que ya no sabe qué hacer para que su hija decida hacer algo con su vida pues es consciente de que se ha convertido en un monstruo. La historia es completamente inventada, diría que ni siquiera se hace referencia a los Juegos Olímpicos como tal, ni se ven sus emblemas característicos. Se refieren a ellos como “Juegos”, supongo que para evitar posibles demandas.
El personaje de Melissa es excesivo en todos los sentidos, demasiado inaguantable y mezquina como para despertar nuestras simpatías en algún momento. En ella no hay nada bueno y cuando empieza a mostrar algo de humanidad, es demasiado tarde para que nos interese que sea redimido, no se lo merece. Quizás ese sea el mayor problema del personaje, han cargado demasiado las tintas en lo negativo y se les ha olvidado dotarle de algo de encanto e ingenio para que nos pongamos de su parte. El tono de humor negro de la película tampoco ayuda, resulta excesivo, vulgar y abusa de lo políticamente incorrecto.
Melissa Rauch demuestra valor al interpretar un personaje tan antipático que, además, ha escrito ella misma. Lo cierto que se la ve cómoda. Sebastian Stan (El Soldado de Invierno) despliega algo de encanto como el seleccionador del equipo olímpico y antiguo amante de Hope. Los dos protagonizan una peculiar escena de “sexo acrobático”, en la que se les puede ver desnudos. Sebastian hizo la escena él mismo, mientras que Melissa usó una doble de cuerpo. Gary Cole (Veep) es el sufrido padre de Hope, Thomas Middleditch (Silicon Valley) el encargado del gimnasio donde entrenan, Haley Lu Richardson (Múltiple) la joven gimnasta que debe entrenar y Cecily Strong (Saturday night live) su madre.Comedia poco convencional y demasiado ácida que no termina de funcionar ya que su personaje principal es demasiado desagradable como para ser interesante.