El Thriller de Tate Taylor Es Lo Mejor Desde "Gone Girl" de David Fincher
Se torna iterativo afirmar que Hollywood esta pasando por un resacon creativo áspero, muestra de ello, por supuesto, son las sinfines adaptaciones de bestsellers, pero ¿tiene el filme garantizado el mismo éxito del libro? En la mayoría de los casos, sí. Tomemos como ejemplos a "Fifty Shades of Grey", "Me Before You", "The Light Between Oceans", " Miss Peregrine's Home for Peculiar Children", e incluso "Nerve" ( y por supuesto, de bestseller a blockbuster: "Fantastic Beasts and Where to Find Them"), quienes a pesar de no ser piezas maestras de la filmografía moderna, han patinado con firmeza por un periodo envidiable en la taquilla mundial. Ahora, el turno es para Paula Hawkins y su "Girl on the Train", el cual reinó en 2015 con la exorbitante cifra de 11 millones de copias y meses de ingresos altos dentro de las listas internacionales de los más vendidos, por lo cual, no es una confidencia que mucho antes de su publicación oficial, sus derechos fílmicos ya habían sido adquiridos.
Rachel Watson (Emily Blunt) es una mujer (no chica) divorciada, inestable y dipsomana que toma el mismo tren LIRR cada mañana, cada noche, y se sienta en en la misma silla, misma ventana, fantaseando poder recuperar la vida que algún día tuvo. Rachel repite su rutina diariamente, con su cuaderno de dibujos, su abrigo gris, sus curiosos ojos fisgones y su dinero para ahogarse en la letal bebida. En su rutinario viaje, observa detalladamente desde la ventana del vagón a una pareja "perfecta" - desde el tren -, una chica rubia llamada Megan Hipwell (Haley Bennett) y a su celoso esposo Scott (Luke Evans), quienes llevaban una relación de puro sexo, adicciones e infelicidades. Unas casas más adelante, todo sigue igual, esta su antigua casa, con su antiguo esposo, la gran diferencia es que ella ya no esta allí; Tom (Justin Theroux), el mentiroso Tom, vive con una chica más joven, más alta, más rubia, con tetas más grandes, Ana (Rebecca Ferguson), la mujer que deslió el matrimonio de Rachel, trastornada, idealiza su fantasía como un búho voyeurista durante los diez segundos que el tren pasa por ahí. Sin embargo, las obsesiones de Rachel con la explosiva pareja y su antiguo matrimonio, la llevan - alcoholizada - ha bajarse del tren e intentar enfrentar a la chica ideal, aunque, desorientada, viaja en un vago y difuso espiral, del cual pequeños atisbos y demasiadas lagunas mentales le acompañan al día siguiente en su habitación, magullada, ensangrentada y de nuevo desorientada. ¿Que fue lo que pasó ese Viernes? ¿Por que estaba tan golpeada? y ... ¿Megan H., su chica modelo, a la cual recuerda supuestamente haber confrontado, esta desaparecida?
Blunt tan solo es una pieza en el perturbador viaje, una pieza crucial. Emily jamas sera un desastre, es profesional, profunda y tenazmente elocuente como la desquiciada Rachel. Su marcado acento ingles encaja excelente con el contexto de la historia, a pesar de que el filme haya sustituido el ambiente de Reino Unido por la atmósfera de Estados Unidos, no obstante, sigue funcionando. La forma en la que es capaz de transmitir el desasosiego y tristeza pero al mismo tiempo fuerza y tenacidad es insólito, su actuación junto con el de las demás mujeres protagonistas es un paso agigantado para la desigualdad en Hollywood, inauditamente, ellas no son los personajes bidimensionales. La Sr. Blunt es quién lleva el fastuoso y frenetico viaje de principio a fin, sin embargo, no solo ella es quién merece toneladas de aplausos. Nadie como Rachel, nadie como Blunt.
La intrínseca fidelidad del filme con el libro mantendrá a los críticos lectores con los ojos pegados a la pantalla, emocionados con el transcurso de la historia incluso conociendo el potente final. Tanto en la novela como en la película, "The Girl on the Train" trata temas ligados a la vida de un ser humano moderno, la infidelidad, el divorcio, el alcoholismo, el machismo, el maltrato, la lujuria y los apremiantes peligros de las mentiras que alberga cada persona para luego acelerar motores y meterse de lleno en su verdadera zancada, aclarando lo sucedido esa tarde de Viernes con Megan, la embrollada vida de Rachel y la de los demás personajes suscitando una revolución de giros y emociones desproporcionadas, ¿Alguien dijo que los excesos son malos? Aquí, no lo son.
Es ineluctable, y no precisamente es un defecto, es más, es un halago colosal. La escritura de Hawkins tiene una connotación con la novela de 2012 de Gillian Flynn, "Gone Girl", por consiguiente, el filme también. Así y todo, "The Girl on the Train" se mueve por la misma vía, pero, por distantes rieles. Fincher desató un boom mediático con "Gone Girl" en 2014 - curiosamente en el mes de Octubre -, ahora, sera Tate Taylor quién lo releve. Las tarjetas de titulo, su estructura anacrónica, su hermosa fotografía e incluso sus plausibles diálogos y soundtracks ambientales tiene concordancias y diferencias que la hacen única.
"The Girl on the Train" es un viaje Hitchconiano con una poderosa historia y un potencial irrefutable. El voyeurismo, el maltrato, la autoestima, y las mortíferas apariencias se conjugan en el thriller de Taylor con tal magnetismo que una vez que subas al mismo tren que Rachel, no te bajaras hasta terminados los créditos. Una de las películas más esperadas del año es el mejor thriller desde "Gone Girl" de 2014. "The Girl on the Train" es como montar en tren por primera vez, simplemente, alucinante, veloz y paralizante.