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    John Wick: Pacto de sangre
    Críticas
    4,0
    Muy buena
    John Wick: Pacto de sangre

    Un trabajo en Italia

    por Marcos Gandía

    Inexplicable y vergonzosamente inédita en salas comerciales españolas (acabó estrenada vía televisión), John Wick resultó un subidón en toda regla para los amantes del cine de acción, de la serie negra y del cine más cinético y violento. Además, como grata propina, rescataba al bueno de Keanu Reeves, el pobrecito perdido en películas de tercera o en propuestas orientales personales (una de ellas, la más que curiosa El poder del tai-chi, dirigida por él mismo) que sólo unos pocos íbamos a ver. Aquel John Wick que hoy ya regresa con honores de acontecimiento (o casi) a los cines (aunque servidor vio la primera en Londres ¡en IMAX!) nacionales era una puesta al día de la figura lacónica del asesino profesional, un torpedo a lo Alain Delon en El silencio de un hombre con el arsenal de Charles Bronson en Fríamente…sin motivos personales. Un tigre furioso que se había retirado, vivía feliz (hasta que el melodrama a lo película de Clint Eastwood tocaba su vida familiar) y se disponía a pasar sus últimos días paseando con su coche y con su perro. Hasta que por ese coche y por ese perro despertaba del letargo y empezaba a transformar lo que podría haber sido una chula película de venganzas muy setentera en una pirotécnica e imaginativa sucesión de set pieces donde el body count era ya un ejercicio de estilo y el leit mootiv de la narración.

    Convertido en un sleeper, era lógico que Wick volviera a la acción, no únicamente para sacar más jugo de aquella idea del sindicato de asesinos a sueldo virgueros (aquel hotel), sino para exprimir todavía más el campo referencial dentro del cine de acción (esta secuela se pone más europea que nunca, no solamente porque se va a Italia y cita cada dos por tres a las pelis de Di Leo, Umberto Lenzi o Sergio Sollima) y demostrar que aún hay espacio para un más difícil todavía en el género. Si argumentalmente no aporta nada nuevo esta continuación (la historia es una mera excusa), la manera en la que construye esta nueva concatenación de secuencias de luchas, persecuciones, tiroteos, muertes y charlas pulp, es una puñetera pasada. Juraría que no ha habido (salvo las movidas orientales de The raid, pero allí no se perseguía esta estilización de tebeo) en el cine de acción contemporáneo un díptico tan radical, cachondo e innovador como el par de Crank que el dueto Neveldine/Taylor nos legó con Jason Statham. Ya sé que siempre nos quedará Statham, pero, qué caramba, también nos va a quedar Reeves. Go and kill’em, Wick!

    A favor: cada escena es un prodigio de inventiva fallera.

    En contra: sí, no hay historia… ¿pero y qué?

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