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    Una pastelería en Tokio
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    3,4
    49 notas
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    5 Críticas del usuario

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    cine
    Un visitante
    4,5
    Publicada el 20 de abril de 2018
    "Una pastelería en Tokio" es una película imprescindible. Es lenta pero la historia, a pesar de su sencillez, transmite muchas cosas y unas de ellas son la importancia de la compañía y la magia de hacer feliz a los demás. Todo aquel que diga que es una película de lágrima fácil, realmente lo está expresando mal; es una película que cuenta una realidad, de personas que por razones de ignorancia y discriminación se han tenido que encontrar separadas de la sociedad y también obligadas a no llevar su forma de vivir deseada. Existe una razón para emocionarse: comprendes a los personajes, son reales.
    Una receta en una pantalla que enseguida la hueles deliciosa; unos fotogramas cálidos, rebosantes de vida y color, precioso; una reflexión delicada y pura... un final intenso.
    No perdéis nada por ofrecer un par de horas al largometraje, de hecho, ganáis más de lo esperado.

    También debemos felicitar al doblaje en castellano, ha hecho un fantástico trabajo. Sin embargo, me quedo con la versión original porque tiene un halo diferente cuando escuchas a los actores japoneses, hay algo que nos conmueve.
    Gracias a la productora española por traernos a España esta maravilla.
    Atilio Nalerio
    Atilio Nalerio

    14 usuarios 19 críticas Sigue sus publicaciones

    4,0
    Publicada el 11 de noviembre de 2016
    La vida es bella.Su argumento aparenta ser simple y breve, pero es un verdadero manifiesto del sentido de la existencia. Un adulto desesperanzado y una adolescente solitaria descubren la fraternidad y la poesía en las cosas simples de la vida a través de la intervención de una anciana sabia que se dedica a escuchar y a hablar con la naturaleza, de manera que no solo el viento, la luna, los pájaros sino que hasta los frijoles tienen una historia de vida que compartir. Absoluta sensibilidad, delicadeza y emoción te transmite esta película que comienza con un apacible planteamiento de personajes simples, pero que a partir del primer tercio del metraje te revela unos entretelones dolorosos y sombríos del pasado de la protagonista pero que, por obra y gracia del temperamento del personaje, te resultan esperanzadores y dan "pum p'a arriba". Aunque parezca contradictorio, creo que si estás bajonead@ y con la depre alta esta obra podrá levantarte el ánimo. Sabiduría y ternura en su máxima expresión acompañando el cambio de estaciones. A mí me gustó muchísimo y por eso te la recomiendo efusivamente.
    Lourdes L.
    Lourdes L.

    129.886 usuarios 920 críticas Sigue sus publicaciones

    3,0
    Publicada el 6 de agosto de 2016
    ¿Sabes quién plantó ese cerezo?”, la respirada vida.

    Tres almas necesitadas, cada una con su propia historia, pues “todos en este mundo tienen algo que contar” sólo hay que saber observar y escuchar, atender y apreciar, y en ello es entusiasta, delicada y suprema está humana cinta de Naomi Kawase, un envolvente drama sensible, suave y de pulcra presencia que se toma su tiempo para expresar, aclarar, enternecer y unir a un trío que se tropieza con urgencia solicita de confort, apoyo, refuerzo y entendimiento propio sobre las vicisitudes, los errores, las esperanzas y los presagios que abren la oportunidad a sanear, esperanzar, reforzar y aportar la valentía suficiente para dar un paso hacia delante y avanzar.
    Los ojos tristes de uno, el amor por los cerezos de la otra, la inocencia curiosa y tierna de quien enlaza, inspección indagadora para una triangular armonía que busca crear su propio anko y que los dorayakis salgan deliciosos y perfectos en su elaboración y consumo, participada coordinación de disfrute y enseñanza tanto en la preparación como en la venta y degustación de tan sabroso dulce, ese postre pausado y exquisito que, al tiempo, puede ser la vida.
    Es bonita, simpática, agradable y encantadora, a través de la enfermedad, el arrepentimiento, el aislamiento y la soledad adquiere consistencia de drama mesurado pero sereno, una obligación y un encerramiento interior que entorpecen el funcionamiento natural del compás vital de la existencia y del beneplácito y goce del sentir de sus emociones, ansiada libertad como motor de engranaje y objetivo de ese mundo donde debe brillar el sol, donde se debe valorar y estimar la salida y puesta del astro rey, de cada día que nos regala pues “sonríe cuando algo esté bueno” y hay mucho, variado y apetitoso, válido y loable alrededor nuestro, en reserva y espera para ser desperdiciado con afligida pena, descortés descuido y torpe excusa de no confiar en ti mismo y seguir tu propio camino.
    Tranquilidad, ilusión y cariño se mueven en equilibrio alrededor de esa pequeña pastelería, en medio de tan hermoso cerezo blanco, refugio de males que la comida aplaca y suaviza, conmueve y ralentiza pues, da igual lo qué te haga sufrir y apenar, un deleitoso postre alivia el dolor y pone color a esas mejillas cuya sonrisa va anexa a ellas como expresión de un breve, pero maravilloso, descanso y reposo, donde el placer y todas las sensaciones de la comida es delicia que lo borran todo, aunque sea sólo momentáneamente.
    Curiosidad en la conversación, interés en la enseñanza, emoción en la compañía, alegría en el alivio hallado, estimado roce que va floreciendo cual árbol hermoso, puro y esbelto hacia la querencia y consideración por quien es sabia en años/inteligente por tormento padecido; “los pájaros tienen suerte, son libres”, escogen donde volar, posarse e iniciar de nuevo el vuelo, no son obligados a la reclusión ni forzados al abatimiento de un maldito escondite y rutina que separa y destruye el alma.
    Su tragedia se filtra más a través de la mirada y los silencios que de la propia explicación narrada, energía y duelo para una aplacada historia de padecimiento y obediencia, de remordimiento y fuerza donde su ilustrada enseñanza se mantiene en un tibio y tenue intercambio de información y palabras donde es la escucha, la cercanía y la devoción y respeto por su recorrido relato rememorado la que te envuelve, con ese aroma de recogimiento y sensibilidad por ella.
    Un atormentado jefe y una peculiar anciana, llegada inesperadamente de ninguna parte, cuyas deformes manos elaboran un fantástico manjar de tortitas con judías, más una joven aún inocente y entera y ese toque trágico de denuncia social e injusta incomprensión generalizada hacia rechazados semejantes que turbia y amarga, conmueve y se atiende sutilmente pero, se elige diluir en azúcar, a fuego lento, con paciencia para que seduzca y sea más vendible y aceptable, para que llegue a su ideal temperatura de cata y saboreo.
    A pesar de la diferencia cultural se absorbe con segura base de gusto y agrado, tres bolas cuyo taco del destino golpea con prudencia, afectividad y decoro; no lesiona, no invade, no deja huella, es un tentempié que alivia y contenta, aunque su maestría existencial filosófica sea de sugerencia media.
    Como buena y querida golosina se acepta, abre, devora y agradece, queda como curiosa y sentida anécdota de una elección gustosa..., se quiere por su ternura y mimo en el ofrecimiento de compañía y ayuda no solicita.

    Lo mejor; su ritmo lento de observación y escucha.
    Lo peor; su drama es un boceto que no ratifica el dibujo marcado.
    Nota 6,1
    pepalvarez
    pepalvarez

    680 usuarios 89 críticas Sigue sus publicaciones

    3,5
    Publicada el 10 de abril de 2016
    Me parece muy interesante y emotiva. De una sobriedad y una emoción contenida muy loable.
    El retrato de 3 generaciones que quieren preservar la tradición en una ciudad donde los nuevos ricos y los snobs se cargan lo ancestral. Nos ha pasado a todos, en un avance de la modernidad nos hemos cargado todos los recuerdos de nuestra infancia.
    Como nota discordante se podría haber contado lo mismo con algo más de ritmo.
    rosagua
    rosagua

    51 usuarios 35 críticas Sigue sus publicaciones

    2,0
    Publicada el 26 de diciembre de 2015
    Esperaba má de ella. Tiene poca pasión. Le falta fuerza. Los sentimientos que muestra son demasiado planos.
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