¿Darle Un Chance? ¿Por Qué No?
La comedia romántica ha sido uno de los géneros cinematográficos más lacrados en esta nueva era de anodinas revoluciones creativas; hoy en día, son casi nulas las dichosas que consiguen plantear circunstancias inéditas, mixturas que disten radicalmente de lo instaurado con creces por Judd Apatow y compañía hace unos años, en donde el humor escatológico y los gags socarrones eran materia disponible. Luego de que los británicos determinaran la prescripción de las romcoms, los occidentales pretendieron hacer lo mismo elucubrando materias más americanas (“Meet the Parents”). Este año, los largometrajes para parejas no han tenido prestigiosa asistencia en lo absoluto, y pese a que no es un resurgimiento para el género, el filme de Jonah Hill conquista a la audiencia mediante lo elemental de la trama, irrigando soberbias situaciones cómicas (con un alto contenido sicalíptico), señalando las ineluctables conmutaciones generacionales y exhibiendo más que nunca la repercusión de las modernas tecnologías con el fin de hacer reír.
No todos los días tenemos la oportunidad de ver como Bryan Cranston padece inclementemente en un tecnológico retrete, un foráneo sistema de aseo corporal (utilizado después de la micción o defecación) controlado por medio de tu Smarthpone, un lugar en donde la expresión ‘papel higiénico’ no existe; no todos los días tenemos a una asistente personal (con individualidades propias) con la voz de Kaley Cuoco (“The Big Bang Theory”), ni tampoco tenemos a Megan Mullally intentando tener irreflexivas relaciones sexuales con su esposo bajo los efectos de la marihuana, tan solo por estos tres constituyentes la valía del boleto vale la pena.
“Why Him?”, concebida por los peritos en la materia John Hamburg (“Along Came Polly”), Jonah Hill (“Sausage Party”) e Ian Helfer (“The Oranges”), se abstiene de formular algo necesariamente diferente dentro de las historias de suegros contra yernos o las paterno-filiales, con la anormalidad de que en estos tiempos tornadizos, el padre de la novia no es el dominante, sino el dominado. Y es exactamente eso lo que la convierte en una idea interesante e inclusive refrescante. Pese a que presenta un carencia de elementos flamantes, no destruye o empobrece las expresiones acostumbradas del género, es más, genera hilarantes coyunturas, propiciadas en su mayoría por un magnifico James Franco y por un suntuoso Cranston.
Luego de vislumbrar de una manera bastante peculiar al tipo con el que está saliendo su hija Stephanie ( Zoey Deutch )-quien lleva varios años asistiendo a la Universidad de Stanford,- Ned y Barb Fleming, unos deferentes y conservadores padres americanos, deciden visitarla junto a su hijo menor con motivo de pasar un hermosa navidad en familia. Si bien ya habían tenido una primera (incorrecta) impresión, lo que único que ocurre al arribar a la mansión de su nuevo yerno es que sus desesperanzas y sus ínfimos temores se hagan realidad, lo que se traduciría como la peor pesadilla para un padre. Laird Mayhew, interpretado por Franco, es un hijo mimado de Sillicon Valley, creador y propietario de una empresa de juegos móviles, es un hombre con buenas intenciones pero socialmente cerril que pretende ganarse los corazones de sus suegros y su pequeño cuñado mediante regalos de gran relevancia mediática que van desde Steve Aoki, Elon Musk hasta Richard Blais, empero, su personalidad ‘sin filtro’ hará de la temporada navideña un completo goce.
Acomódate en tu asiento con frescas palomitas de maíz y un vaso de tu soda preferida, relájate, pasa por alto el vello púbico de Franco en la escena de apertura y prepárate para un viaje navideño genial.