El mejor profeta del futuro es el pasado.
La pregunta que te haces todo el tiempo es ¿cuándo surge lo bueno?, ¿cuándo aparece el miedo?, pues sabes a ciencia cierta que vendrá, anticipas que se cuece algo suculento y que la explosión de su centro tarde o temprano llegará; y sobre la hora empieza la manipulación, tensión, argucia y sospecha, ese apasionado juego donde el abusador se convierte en acorralado y la víctima ejerce de mandatario dirigente, que maneja los hilos a su antojo para hacer sentir a su verdugo la humillación, dolor y trauma que éste le invocó en el pasado.
Una amistad no solícita viene a perturbar los ideales planes marcados, viene a alterar esa coordinación y disposición de quien es un triunfador y hará lo que sea para seguir siéndolo; el pretérito retorna indulgente y por sorpresa, con fuerza trae consigo unos cambiados papeles donde ya no se pone la otra mejilla, ni se aceptan las disculpas sino que se paga, y muy caro, lo que una vez se hizo y nunca se ha perdonado.
"Las cosas malas ¿pueden ser un regalo?" si, cuando no acaban contigo y te hacen más fuerte y resistente, duro y estratega; ya no eres débil, ya no te acobardas, ahora contraatacas y estás dispuesto a darle a tu agresor donde más duela, donde más efectiva sea la venganza y más lágrimas de resquemor e impotencia le genere.
"Simón dice...," lo que no expresa Gordo el raro, un versus de navegación pausada, digestiva, conforme y medida en sus pasos, hasta ese punto clave donde se quitan la máscara y, la careta de gorila no es evidente sobre quién recae pues la única verdaderamente inocente es una mujer enamorada que empieza a sospechar que no sabe con quién está casada, y que tampoco puede confiar en la palabra mansa de ese extraño amigo, recién surgido de la nada, cuya amabilidad y miramientos es de sospechar, dado que no pide nada.
"Las buenas personas ¿merecen cosas buenas?", las malas ¿malas?, sería sencillo si así fuera; aquí la partida consiste en dilucidar quién es verdaderamente el honesto, quién el retorcido y si está sinceramente claro el reparto de papeles pues, las cartas de inicio siempre son falacia y debes relajarte, confiar y estar atento para obtener esa información que te lleve a redondear tu conclusión dilucidada.
Partida de cluendo a dos bandas donde la inquietud y misterio se genera lentamente, sin prisas pero sin permitir el escape de la audiencia; un clásico de ritmo cordial y apropiado que no sorprende, pues no es original su formato aunque, tampoco defrauda.
Una feliz pareja, una nueva casa y un inesperado encuentro que se convierte en incómoda y constante visita, a partir de ahí a manejar los hilos con tranquilidad y moderación, también con artimaña de efectividad manifiesta pues, no socorre ni necesita la presencia del comodín de la violencia explícita o los grandes escándalos; ofrece sus tramos con cautela, entereza y esa elegancia de estar marchitando la hermosa flor cultivada poco a poco, con cuidado, sin expresar gritos ni enormes sofocos, únicamente lo suficiente para hacerte la idea del realista rostro que encierra cada personaje.
Thriller de suspense escrito, dirigido e interpretado por Joel Edgerton que se acompaña sabiamente de un veterano Jason Bateman que sabe ejercer magníficamente de cordial compañero, triunfador merecido, simpático amigo y amado marido, escondiendo en sus entrañas su verdadera motivación y empeño.
Todos dan, todos reciben, la intriga está en el tempo y en ir descifrando, a sugestión propia, lo que queda en el aire, donde el espectador se convierte en fiel apoyo de esa tercera pieza que, ignorante, empieza a indagar y descubrir lo que se encierra detrás de esa sonrisa amena, cómplice y entrañable que ambos ofrecen a primera vista.
Ejecutor ejecutado, maltratado maltratando, los golpes van y vuelven, un convencional relato que sin esfuerzo y con facilidad te mantiene en desvelo hacia su siguiente movimiento, hacia esa justicia no escrita que dice que, quien siembra vientos recoge tempestades, que si crías cuervos te sacarán los ojos, que quien todo lo quiere todo lo pierde, que quien mal anda, aunque lo esconda, mal acaba y que unos nacen con estrella y otros estrellados aunque, no dejes de vigilar tu espalda pues el golpeado puede aprender a devolver con vileza, acierto y gran puntería en sus consecuencias.
Simón(no) dice..., la manzana podrida pierde a su compañía; ves desgranando con serenidad, cautividad y reposada desazón dicha pérdida.
El regalo, aunque éste no se pida ni quiera, es enviado y llega, ábrelo a ver qué tal pues, sin grandes complicaciones ni halagos hace bien su trabajo..., interesar y entretener.
Lo mejor; su humildad para narrar lo conocido con esa voluntaria visión complaciente.
Lo peor; escaso temor y contundencia en sus escenas de nerviosismo y tensión.
Nota 5,8