Partida de cartas, de ganador seguro.
¿Es válida una película sólo para entretener cuando estás viendo a un Jean Reno, de mejores tiempos, hacer un papel muy triste y penoso por su dificultad para desempeñar, a estas alturas, ciertos papeles, como ser el abnegado y desfasado líder de un escuadrón de élite?
Y es que ¡le viene grande!, ciertamente ya está mayor para jugar a polis y ladrones, siendo él una especie de Harry el sucio que lidera a su respetada banda; hasta Liam Neeson ha cedido ya en la interpretación de dichos papeles, esos de duro y héroe, porque reconoce que sería hacer el ridículo según se van cumpliendo años y es que..., la edad no perdona, el cuerpo no aguanta y la actuación se desgasta al vivir de una maltrecha andadura, que ya no porta el sello de esa atractiva y gloria suculenta de estos personajes.
Clásica constitución del equipo, que rueda según lo esperado, estereotipado argumento que no molesta ni desagrada, es acción básica, de trama fácilmente supuesta y anticipada en su resolución; lo sabes y lo aceptas con gusto pues quieres pasatiempo ligero, de diversión media, que ocupe el tiempo y no molesta a una razón que durante su consumo se da de baja, por falta de necesaria participación en ella, pero es que...,
..., cada vez que los ojos le ven moverse -al referido cabecilla- y los oídos recitar el texto, en ese papel de legítimo rompedor de las normas por su eficacia, bravura, contundencia y valentía, no puedes evitar pensar ¡ya estás mayor para esto!, ¡no se puede ejercer de un John Wayne urbano toda la vida!, que la carne cede y la postura !ya no es la misma!
Respecto al resto, sin novedad alguna, jovencitos en sus respectivas funciones chiché rodeando al abuelo para adornarle y hacer fuerza; su conspiración es elemental y sencilla, su malla no se extiende a complicadas argucias, se mueve con soltura y rapidez y ejecuta velozmente lo que no tiene mayor enredo ni desperdicio aunque, sigue pesando lo mismo en tu recuerdo..., ¡hay reno, que ya no estás para esto!
Buenos y malos, tiros y persecuciones, algún herido/algún muerto, un poco de situación familiar para entrar en calor, el colega fiel y el jefe plasta, gracia por aquí/fanfarronería por allá y ya tenemos el antigang, esa tropa de élite cuyo escuadrón es corriente y plano pero, tanto bullicio y colorido no quitan que el caudillo flaquea, y no voy a repetirme que cansa oír ¡que alguien ya está grande para ciertas tareas!, aunque a primera vista sea captación obvia.
El conjunto no está mal, aunque tampoco es una lumbrera; en el centro conformista está la clave.
Y el sol sale, y la noche llega, y los días pasan pero ¡uno ya no es el que era!..., perdón, pero no he podido resistirme a su reiterada mención.
Lo mejor; es acción ligera de distracción funcional.
Lo peor; Jean Reno no llega, se asfixia.
Nota 5,1